El tenor y #MeToo
De entrada, mi absoluto rechazo a todos los abusos sexuales, fundamentalmente a los que tienen que ver con la denigración de mujeres y menores. En segundo lugar, a lo largo de mi vida he podido comprobar que los hombres guapos, altos, inteligentes, famosos y ricos siempre tienen más éxito entre las mujeres que aquellos que no tienen ninguna de estas particularidades.
Este prólogo me sirve para exponer una de las dificultades con las que se topan la mayoría de los famosos (también las mujeres). Las selfies y los autógrafos son lo de menos, lo más difícil de sobrellevar son las continuas insinuaciones y los acosos que tienen que soportar. Cuando la interlocutora, con una sonrisa y mirada insinuante, les gusta, el final feliz es inmediato. No obstante, este asunto se complica cuando la fémina no juega con total claridad.
Atacar al famoso, en grupo y al cabo de varias décadas de actos de seducción cuyos protocolos han cambiado con los tiempos pero que hoy están perfectamente tipificados penalmente, me parece una temeridad: una injusticia que tendría que ser estudiada a fondo.