La agresión al Pi de les Tres Branques es percibida como un ataque a un símbolo de Catalunya
Más de 8.000 comentarios en la web
Los comentarios de los usuarios de LaVanguardia.com ponen de manifiesto el descontento por este acto incívico abriéndose un polémico debate marcado por la tensión política.
Para algunos una “gamberrada de mal gusto”, para otros un acto imperdonable y una posible sanción insuficiente. Una de las ramas del Pi de les Tres Branques fue serrada el pasado martes en el municipio de Castellar del Riu (Berguedà). El árbol es un símbolo de los llamados Països Catalans, y su mutilación no ha tardado en suscitar todo tipo de reacciones y comentarios. Con el proceso de investigación todavía abierto, fuentes policiales han declarado que el responsable podría enfrentarse a un delito contra el patrimonio histórico con una sanción de hasta seis años de prisión.
Frente a estas noticias, los lectores, tanto en redes sociales como en la web, han entrado en un debate enardecido sobre el asunto de la independencia en Catalunya, con más de 5.000 comentarios en la primera noticia que explicaba lo ocurrido.
Algunos usuarios defienden que se trata de un hecho condenable más allá de la dimensión política, y lo tildan de hecho incívico y vandálico. “Aquí en mi trabajo, cuido parte de la naturaleza, y tenemos árboles como ese que sirven para nidos, panales, etc. Si está es por algo. Siempre se busca la destrucción y eso no está bien, aunque sea un emblema que se ha cogido un grupo político. Hay que ser mas civilizado”, declara ‘Odín’.
Para ‘J Ka Luis’, la sanción debería ser más dura: “Me parece poco, ya que el árbol estaba protegido y está dentro de un parque natural”.“Me sabe mal porque es un árbol, más que como símbolo”, afirma Rubén Agüera Bravo, otro de los usuarios que se desvinculan del debate político. Otros, como ‘GermanCat’, añaden: “No se está penalizando la agresión contra un símbolo, sino contra un bien material cultural”, defendiendo la idea de que en caso de aplicarse la sanción, se haría en favor del patrimonio y no por motivos ideológicos.
En cambio, la gran mayoría de los lectores que han expresado su opinión, ven detrás de la amputación del Pi de les Tres Branques una ofensa y una forma de provocación con una gran carga simbólica. O por el contrario, una reivindicación en contra del nacionalismo catalán. “Para algunos de los que se indignan por la pena de 6 años por cortar un árbol, la pena no es por cortar un árbol cualquiera, es por dañar patrimonio histórico. Alguien ha hecho una barbaridad. Que su valor sea histórico y basado en cierto simbolismo que no compartáis no significa que ese valor no lo tenga”, afirma el lector ‘sR.cOMACHONA’. Bajo el mismo punto de vista, ‘Juan1’ opina: “Quemar o destrozar un símbolo contiene un profundo contenido antidemocrático, ya que lo que se pretende es herir los sentimientos de lo que para algunos ciudadanos ese símbolo representa”. “Considerarlo un bien cultural es la manera de convertir ese símbolo, puesto que eso es lo único que es, en intocable. Y ello a pesar de ser un pino muerto. Lo que se protege es lo que representa para el nacionalismo catalán, ergo es un símbolo al que le habéis puesto un alto precio por ultrajarlo”, continúa ‘Juan1’.
Muchos usuarios, por otro lado, defendieron que serrar la rama fue una forma de postularse en contra del nacionalismo. Además, hay quien entiende que se ha producido lo mismo con otros símbolos: “ya se sabe que los símbolos pueden ser importantes para unos y despreciables para otros, como ejemplo diré que hay mucha gente para la que la continua mutilación de los toros de Osborne que había en Catalunya eran una afrenta importante”, declara Ana García García. ‘Mashoms’ asegura: “Hay que ser respetuosos con los símbolos, pero todos”.
El Pi de les Tres Branques ha motivado un intenso debate en la red, en el que son pocos los que obvian el sentido político e ideológico que subyace tras el acto cometido en Castellar del Riu. Algunos lectores creen que un acto vandálico contra un elemento que forma parte del patrimonio histórico es condenable siempre, al margen de lo que signifique. Para la mayoría, esa cuestión pasa directamente a un segundo plano, siendo irrelevante frente a lo que implica a nivel simbólico.