MEGA versus MAGA

LA COMEDIA HUMANA

Los lectores por encima de los 40 años (hola, todos) recordarán al cantante Camilo Sesto. Jamás se lo hubiera imaginado, pero una de sus canciones podría ser el nuevo himno de la Unión Europea. Él la escribió pensando en el amor traicionero; hoy, la letra se podría aplicar igual de bien a la ruptura entre Europa y Estados Unidos.

La canción se llama Nunca más y el estribillo es: “Nunca más, nunca más, nunca más. / Estoy harto de amar y no ser amado”.

En los 63 días desde que Donald Trump volvió al poder, ha habido intentos de reconciliación. El presidente francés, Emmanuel Macron, y el primer ministro británico, Keir Starmer, viajaron a Washington a asegurarle que ven su dulce cara naranja y se derriten de amor, a rogarle que no rompa la relación.

Pero pasa el tiempo y ven que Donald les desdeña. Creían los europeos que, si este amor había durado desde la Segunda Guerra Mundial, duraría para siempre. Hoy, ven que no. Que Estados Unidos se cansó de la vieja Europa y se enamoró de otra, de la zorra Rusia.

Malet per Carlin MAGA versus MEGA

 

ORIOL MALET

El corazón tiene sus razones, que la razón no entiende. Nada que hacer, salvo endurecer el corazón. No hay más remedio que armarnos los europeos para poder enfrentarnos, solos, a un mundo cruel.

Los hay, siempre los hay, que se aferran a la esperanza de que las cosas cambien, de que, en cuatro años, cuando Trump haya dejado la Casa Blanca, Estados Unidos se lamente de haber caído en la tentación rusa, de que haya perdido el ardor y vuelva a los brazos de Europa.

Se engañan los que piensan así. O pecan de un exceso de optimismo. La realidad es que, si los votantes estadounidenses votaron por un loco una vez, pueden volver a hacerlo diez veces más. No se puede depender del buen juicio del pueblo norteamericano. Nunca más.

Para ser más exactos, los europeos no podemos estar a la merced de dos mil personas en la Pensilvania rural. Tal es el bendito sistema electoral concebido por los padres fundadores de Estados Unidos, que un infinitésimo sector de la población de un solo estado puede tener en sus manos elegir el presidente de toda una nación. Conozco a los habitantes de la Pensilvania rural que votaron por Trump. Estuve con ellos en los días anteriores a las últimas elecciones presidenciales.

Acabar la guerra de Ucrania pondría en peligro lo que Putin más valora, su permanencia en el poder

No son malas personas. En el trato cercano, no son ni mejores ni peores que los 14 millones de californianos o neoyorquinos que votaron en contra de Trump. Lo que sí son es gente políticamente analfabeta que carece del más elemental sentido del buen gusto o de la responsabilidad a la hora de decidir si una persona es digna de ser el comandante en jefe de su país, a la vez que la persona más poderosa del mundo. Trump se presenta como un macho alfa; Trump es un payaso que hace reír; Trump estuvo diez años al frente de un popular programa de televisión. Pues ya está. No lo compliquemos más. ¿Ucrania? ¿Eso qué es?

Pero se presenta una posibilidad incluso peor. A partir de enero del 2029, podríamos tener a J.D. Vance como presidente. Hace nueve años, el actual número dos de la Casa Blanca comparó a Trump con Hitler. Vance es más Hitler que Trump. Trump es un egomaniaco infantil, nada difícil de manipular, como el admirablemente cínico vicepresidente sabe mejor que nadie. Le das una chocolatina a Trump y le dices lo bueno, lo grande o lo listo que es y puedes hacer que cambie de opinión. No sabría deletrear la palabra ideología, ni en inglés.

Vance es un fanático, un hombre convencido. Y los políticos convencidos son los más peligrosos que hay.

Es una atrocidad que Europa deba recortar en su gasto público por la guerra, pero esa es la realidad

Vance odia a Europa casi tanto como Vladímir Putin, el otro motivo por el que no les queda más remedio, a las democracias del continente, que gastar mucho más en defensa, lo suficiente como para no tener que depender más de los caprichos de papá Estados Unidos. Rusia no invadirá otro país europeo ni hoy ni mañana. La heroica Ucrania (gracias, muchas gracias) les ha dado una saludable lección. Pero, dentro de cinco años, ¿quién sabe? Putin seguirá siendo el cáncer de Europa para rato. Cambió la Constitución rusa para poder seguir en el poder hasta el 2036. Igual la vuelve a cambiar y se queda como presidente más allá de los 82 años.

Pero, aunque Putin desaparezca, la mezcla de complejos y resen­timientos atávicos que de­fine a la élite gobernante rusa ahí seguirá. No existe ningún motivo, hoy, para pensar que se convertirán en vecinos civilizados, dispuestos a vivir en paz con Europa por el bien de todos, sin excluir a su sufrida gente, que les importa un pito.

La noción que tiene Trump, en su bovina ingenuidad, de que Putin y sus compinches en el Kremlin desean la paz en Ucrania es un espejismo. Como cualquiera con un átomo de materia gris sabe, Putin tiene la solución en sus propias manos. Él empezó la guerra. Él la podría acabar hoy mismo. No lo hará. ¿Por qué no? Escuchemos a Aristóteles: el tirano que empobrece a sus súbditos procura estar siempre en guerra para que no se rebelen.

Lee también

Todo se acordó en el miss Universo

John Carlin
opi 3 del 16 març

Acabar la guerra de Ucrania y el conflicto eterno con Europa significaría poner en peligro lo que Putin más valora, su permanencia en el poder. La violencia es su amiga, su mejor aliado. Como explicó un periodista ruso llamado Mijaíl Zygar esta semana en The New York Times, “la guerra se ha convertido en la herramienta clave de Putin para controlar su país”. Zygar agrega que la paz conllevaría otro peligro para Putin: el retorno a casa de un millón de soldados que han visto a sus compañeros morir como moscas por nada. La guerra de Ucrania sería un total absurdo, incomprensible, si no fuese por la lógica putinesca del poder.

Y, como esa lógica se mantendrá mientras dure Putin, y seguramente más allá, Europa se tendrá que armar como nunca en 80 años. Es una atrocidad que países como Francia, Alemania o España se vean en la necesidad (lo reconozca Pedro Sánchez o no) de hacer recortes en su gasto público debido a la maldad, la codicia y la inseguridad de los que mandan en Moscú, pero esa es la realidad. Rusia es como es, e incluso más peligrosa, en la era de Donald Trump.

Su consigna es “Make America great again”, MAGA, hacer que Estados Unidos vuelva a ser grande. La consigna europea hoy es MEGA: “Make Europe great again”. Militarmente. No nos queda más remedio. Aunque el precio sea una calidad de vida más pequeña.

Etiquetas
Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...