Luego hablamos del miedo

Por fin hemos llegado al mar. Anoche atravesamos montañas por autopistas oscuras. Pero ya estamos sentadas en la arena, mirando olas como simias. En esta playa solo se ven nuestras pisadas y las de unas gaviotas reidoras que nos han recibido levantando el vuelo y dibujando un gran óvalo en el aire. También andarán por ahí la fauna marina y la de los intersticios, microscópica. El aire es frío, el océano se mueve profundo y plateado. Miramos olas, formas de nubes, reflejos en la arena, nos metemos en el agua helada, gritamos, corremos, miramos más olas, espuma, rocas picudas, caracolillos, más reflejos. Hay un esfuerzo consciente por estar aquí y ver estas cosas, las nombramos para sujetarlas.

FOTO: ROSER VILALLONGA - BARCELONA/ 28.02.2013 - TEMPORAL DE VIENTO DE LEVANTE EN BARCELONA. PLAYA DE LA BARCELONETA. UN GRUPO DE GAVIOTAS INTENTA VUELA A CONTRAVIENTO MUY CERCA DE LOS PASEANTES.

  

Roser Vilallonga / Archivo

No es raro desplazar el cuerpo un montón de kilómetros para llegar a un lugar fabuloso y dejarse olvidada la cabeza en la oficina, en una papelera. A menudo la cabeza es la última en llegar, si llega. La mía se pierde ahora en el recuerdo de los ojos muy abiertos de un nonagenario que nos contó el otro día que ya vive, solamente, aquí y ahora. Cumplidos noventa años, siento el estupor del hombre primitivo, soltó.

Mirando el mar mi amiga me pregunta si me afecta la situación política internacional

El caso es que ahora nosotras miramos los colores del mar, distintos verdes, sentadas en la arena. Y a mi amiga se le ocurre preguntarme si me afecta la situación política internacional. Si me da miedo la escalada bélica. Dios. En el horizonte aparecen las caras borrosas, inmensas, de los hombres desalmados que gobiernan las potencias. Las olas, los caracolillos, los granos de arena se repliegan. Están a punto de esfumarse cuando decidimos dejar el tema internacional para la autopista del viaje de vuelta. Hablemos del miedo en un área de servicio, no aquí.

Lee también

Niebla mental

Clara Sanchis Mira
A woman with a tangled mass of lines obscuring his face, mental confusion.

Las olas regresan con la espuma temblorosa. Puede que ande por ahí, por cierto, algún animalillo microscópico que nos sobreviva. Uno de esos ositos de agua –o tardígrados–, por ejemplo, capaces de vivir en temperaturas extremas. Quizás el bicho llegue a contar un día, a su manera, que conoció una especie con pocas habilidades físicas, que inventó la capacidad de inventar. Rara facultad que parecía proporcionar poderes ilimitados y, sin embargo, derivó en una desconexión de la realidad, locamente autodestructiva. Pero aquí, ahora, volvemos a la arena dorada y dejamos para la autopista los detalles de esta invención.

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...