Por Sant Jordi una cucaracha

Por Sant Jordi una cucaracha
Escritor y enigmista

Cada año la misma historia. Por San Valentín, muchos catalanes proclamamos a los cuatro vientos que el día de los enamorados lo celebramos por Sant Jordi. Ahora que las estadísticas son más bien contrarias a la catalanidad, basta comparar las rosas que circulan el 14 de febrero con las que circularán el
23 de abril para comprobar que en este campo no hay debate.

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LV

Ahora bien, otra de las noticias que leemos cada San Valentín es la iniciativa de algún zoo norteamericano que lleva a cabo una campaña muy peculiar dedicada al finisterre del amor. Este año he seguido con atención la convocatoria de los de Brookfield, Bronx y San Antonio, pero veo en la red que es una iniciativa practicada en muchos otros zoos. Así recaudan fondos para la conservación de especies protegidas. Tú apadrinas una cucaracha, una lombriz o un ratón con el nombre de tu ex. Pagas un mínimo de 15 dólares y la institución en cuestión expide un certificado personalizado con la imagen del bichito y el nombre de la persona con quien viviste el paso del amor al rencor para que puedas hacer llegar el certificado a la interesada como regalo (envenenado) de San Valentín.

El próximo Sant Jordi el zoo de Barcelona debería imitar al del Bronx

En algunos zoos incluso ofrecen un vídeo (cruel) con la muerte, por deglución, del animalito bautizado con el nombre de tu ex, dado que cucarachas, lombrices o ratones forman parte de la dieta de otros animales. No sé si los vídeos lle­varán banda sonora, pero en homenaje a Paquita la del Barrio, que falleció tres días después del último San Valentín, podrían añadir aquel prodigio de la lírica que empieza: “Rata inmunda / animal rastrero / escoria de la vida / adefesio mal hecho”...

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La iniciativa es oportuna. El amor es fronterizo con el rencor, y todas las rosas, además de pétalos olorosos, tienen espinas horrorosas. Por eso, hoy que faltan 51 días para Sant Jordi, elevo a la autoridad que competa una petición formal para que el zoo de Barcelona, modélico en tantas iniciativas conservacionistas desde los tiempos de Copito de Nieve y la orca Ulises, adopte esta iniciativa tan ilustrativa de los claroscuros de la condición humana. Este Sant Jordi queremos cucarachas, gusanos o ratones catalanes.

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