A partir de las siete

CONFUSIÓN VITAL

Atención: este artículo se entregó la mañana del viernes 28-F. (Cuando usted lo lea, puede que haya caducado. En 24 horas, Carlos Mazón puede haber dado tres versiones nuevas de lo que hizo la tarde del 29-O.)

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Martín Tognola

¿A qué hora llegarás? A partir de las siete. Y, luego, te presentas a las 20.28 h. ¿A quién no le ha pasado eso alguna vez? Estamos siendo muy tiquismiquis con el presidente de la Generalitat Valenciana, el hombre más cuestionado de España, sin contar a los árbitros que pitan al Madrid.

Con tantas versiones, Mazón ha conse­guido algo inédito: versionarse a sí mismo

¿Cuándo ha mentido don Carlos? ¿Cuándo? En su momento, declaró que, a partir de las siete, él ya estaba en el Cecopi, pero, según el mismo Mazón, realmente llegó a las 20.28 h. ¿Dónde está la mentira? ¿O es que las 20.28 h no es a partir de las siete?

Aquel 29-O, al mediodía, en su primera aparición ante los periodistas, Mazón ya pronosticó que las lluvias torrenciales irían desplazándose a partir de las 18 h a otras comunidades. Hasta lo colgó en X, aunque luego lo borró para no dejar mal a nadie. Si acaso, habría que preguntar a los meteorólogos. Menudos son esos hombres y mujeres del tiempo, agentes de la agenda woke, que no hacen más que hablar de tragedias naturales como consecuencia del mal llamado cambio climático.

¿Y si el pobre Mazón, en su cosmovisión de la Comunidad Valenciana, estaba pensando que el fin de semana era el puente del 1 de noviembre, y había que tranquilizar al turista que se iba a desplazar hasta la costa valenciana? Si hubiese alarmado a la población, se habrían producido cancelaciones de reservas de hoteles, coches de alquiler, restaurantes. Y lo primero es lo primero.

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Que luego se fuese a comer durante más de dos horas al ya célebre Ventorro tampoco es tan grave. No saquemos las cosas de quicio. En algún momento de aquel día tenía que comer el hombre. ¿O es que ustedes no comieron? El hecho de compartir mesa con una periodista a la que quería ofrecer la dirección de la televisión autonómica no deja de ser una muestra más de eficacia. Incluso en los momentos más difíciles, Mazón sabe cuáles son los temas prioritarios para los suyos: ¿lluvias torrenciales o televisión autonómica? Ustedes mismos.

Hay unas horas de esa tarde que, hoy, todavía no sabemos qué hacía. Son las que van aproximadamente de las 17.30 h a las 20.11 h. Tres larguísimas horas en las que alguien decidió que el comunicado de alerta a la población se fuese demorando. No fue enviado hasta las 20.11 h de la tarde, cuando ya había fallecido la mayoría de las víctimas. De todos los responsables, el único que queda exento de responsabilidad es Carlos Mazón, que llegó al Cecopi pasadas las siete, en concreto a las 20.28 h. ¿Recuerdan?

Si algo se puede reprochar a Mazón fue al día siguiente, 30 de octubre, un día después de los trágicos sucesos, cuando, movido por su magnanimidad, incurrió en un exceso de generosidad. Fue durante la visita oficial a València del presidente Pedro Sánchez, cuando Mazón se dirigió a él con apelativos como “querido presidente” y le dio las gracias por la reacción del Gobierno desde el primer momento de la tragedia. El presidente valenciano no quiso aprovechar los micrófonos en aquel momento para decir lo que ya era un secreto a gritos: que la culpa de todo era del marido de Begoña Gómez.

Por añadir un detalle, Mazón siempre ha llevado un cantante frustrado dentro. Estos días, nos ha deleitado con una y mil versiones de la banda sonora de la peli de su vida: “Carlos Mazón y otros chicos del montón”. Con tantas versiones, Mazón ha conse­guido algo inédito: versionarse a sí mismo. El primer cantante que, antes de triunfar y desaparecer, ya tiene su propia banda ­tributo.

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