La agresiva política de Trump contra Europa y la poca capacidad de respuesta de los países europeos podían hacer presagiar un comportamiento de las bolsas muy favorable a Estados Unidos y negativo para la UE. Y, sin embargo, sucede todo lo contrario. Desde que Trump ha accedido a la Casa Blanca, las bolsas europeas han subido casi el triple que las de Wall Street. Piergiorgio M. Sandri da algunas claves hoy en la sección de Economía, partiendo de la premisa de que la situación que vivimos hoy es tan cambiante que todo puede variar en los próximos días. Sin ir más lejos, el resultado de las elecciones alemanas de este fin de semana puede confirmar estos buenos datos o provocar un cambio en la dirección contraria.
Nuestro Ibex 35 también ha experimentado una clara mejoría. Esta semana se ha llegado a los 13.000 puntos, un nivel que no alcanzaba desde hace 17 años: el 5 de junio del 2008. La banca ha sido la gran causante de este crecimiento en unos niveles que no se conocían en la historia de la bolsa. Al cierre de ayer, hubo un ligero recorte que dejó las cosas en los 12.952 puntos, pero sigue siendo un gran resultado.
Estos buenos registros en los indicadores de bolsa europeos contrastan con el pesimismo generalizado de la opinión pública europea sobre las políticas de la Administración Trump, especialmente en lo que afecta a posibles aranceles sobre los productos que procedan de la UE. Quizás vale la pena recordar que el expresidente del Banco Central Europeo Mario Draghi ha afirmado en más de una ocasión que las trabas internas en el mercado común europeo son mucho más perjudiciales para el desarrollo de la economía europea que cualquier arancel que quiera imponer Trump. Es decir, el problema principal lo tiene la propia gobernanza europea.

La bandera de la Unión Europea.
Espectáculos como los protagonizados en las últimas horas por los líderes republicanos en el cónclave de Maryland dan motivos más que suficientes para el pesimismo con ese Elon Musk jugando con una motosierra. Sin embargo, la clave estará en que la Comisión Europea haga bien su trabajo y solvente las disfunciones que se dan hoy en la economía europea. De entrada, no estamos tan mal.