Prohibir X en la UE

Elon Musk quiere a la UE subordinada a sus intereses, que son los de la tecnooligarquía que maneja los hilos en la Casa Blanca. Los europeos estamos siendo sometidos a un plan inexorable premeditado con destreza durante meses y ahora ejecutado en días.

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Dado Ruvic / Reuters

Veamos esa geoestrategia: Musk y el complejo tecnomilitar estadounidense público-privado han consolidado su liderazgo mundial en: comunicación de satélites con Starlink (que ya ha ofrecido a Meloni); pagos y banca (es cuestión de tiempo, y no mucho, que colonice nuestros grandes bancos); vehículos autónomos conectados (carros de combate y drones); conexión neural-digital (cerebros), e inteligencia artificial en su potencial ilimitado. En la guerra, ergo en la seguridad y la geopolítica, la UE ya va en segunda clase.

Fundemos nuestros Google, Facebook, Insta... No como meras copias, sino mejorándolos

No es de extrañar que los europeos hayamos sido excluidos hoy de forma humillante de las conversaciones para el alto el fuego en Ucrania (Zelenski en el Financial Times ayer demostraba que tampoco tiene ni idea). El único papel que nos espera en la reconstrucción de la devastada Ucrania, durante una guerra en la que unos pocos ucranianos han acumulado fortunas, es la de ser los paganos que ponen billones y unos mandados que callan y asienten.

La broma en Washington estos días es que EE.UU. es el mejor en inventar una tecnología de 0 a 1; y China, como demuestra DeepSeek, es la mejor para llevarla de 1 a 100. La UE es la mejor para que todos vayan de vacaciones unos días.

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Si no reaccionamos y rápido, estamos abocados a ser primero un mero mercado, una colonia digital en decadencia que repartir entre China y EE.UU... Y un cementerio industrial, empezando por la Alemania kaput que describe Münchau. Solo podemos evitarlo con firmeza, unidad, convicción y capacidad de respuesta a la altura de las provocaciones de Musk.

Los tecnooligarcas se ríen de nuestra capacidad normativa inversamente proporcional a nuestra creatividad tecnológica, pero también la temen: empecemos por imitar a Washington cuando prohibió TikTok: hagamos como ellos y amenacemos ya con hacer lo mismo con su X.

Y, después, seamos también creativos y propositivos y, como propone la Bertelsmann Stiftung a Von der Leyen, lancemos alternativas europeas para crear un espacio digital como el de EE.UU. o el de China.

Fundemos nuestros Google, Facebook, Insta... No como meras copias, sino mejorándolos de 100 a 100.000. Debemos al menos intentarlo o resignarnos a servir tan solo como museo y ciudad de vacaciones y a que nuestra decadencia sea también la de nuestro nivel de vida.

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