Dioses humanos

¿La biología comete errores? ¿La naturaleza se equivoca alguna vez? Por supuesto. Determinar que esos errores tienen que obviarse y asumirse como verdades absolutas es peligroso. En primer lugar, porque no existen las verdades absolutas. En segundo, porque a veces los humanos se erigen en defensores de sus particulares verdades, creyéndose dioses. Los dioses humanos son muy peligrosos.

Fotograma de Emilia Pérez

Fotograma de Emilia Pérez

Shanna Besson /Netflix

Donald Trump estableció, desde el momento cero de su mandato, que solo existen dos géneros: el masculino y el femenino. De un carpetazo, se cargó cuestiones tan importantes como la identidad de las personas. ¿Quién soy yo?, se han preguntado siempre los humanos. Ante la eterna pregunta, podemos sentir que somos mujeres en un cuerpo masculino, y al revés. Eso sucede. No es una invención ni una superficialidad. Tampoco debe de ser fácil de comprender, asumir y comunicar a tu mundo. La magnífica película Emilia Pérez recrea las complejidades íntimas y duras de ese proceso.

¿Qué tiene más valor: lo que uno siente que es o el cuerpo que le ha tocado en suerte?

Precisamente porque la biología puede equivocarse, hay seres con una identidad que no se corresponde con sus genitales. ¿Qué tiene más valor: lo que uno siente que es en su interior o el cuerpo que le ha tocado en suerte? ¿La identidad o la apariencia física?

Trump saca a las mujeres transgénero de las cárceles para mujeres. Ha decidido trasladarlas a prisiones para hombres. Me parece muy cruel. Las cárceles son lugares duros, violentos, llenos de personas al límite. Las mujeres trans serán víctimas de vejaciones, malos tratos y posibles violaciones. ¿Quién velará por sus derechos y necesidades? Muchas tienen terapias hormonales en sus tratamientos, que serán interrumpidos de forma brusca, con las consecuentes repercusiones en su salud física y mental.

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No me gusta este mundo de dioses humanos que destrozan vidas. La humanidad avanza dos pasos y retrocede tres. Seguiremos preguntándonos quiénes somos, porque es una duda propia de la naturaleza humana, como también lo es querer averiguar hacia dónde nos dirigimos: ¿qué nos depara el futuro?, ¿qué mundo dejaremos a nuestros hijos? Da miedo imaginarlo. Puede significar asomarnos a un abismo. La respuesta no es de ningún color. Es la ausencia de colores: el negro.

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