Vuelven los años de plomo. Años en que los ricos y poderosos se pueden comprar un gobierno y cambiar las leyes a su gusto. No hagan caso del títere de color naranja, el espantajo acompañado de chiflados con cuernos, detrás está la agenda que se va imponiendo. Recorte de las normas que constreñían las prácticas bursátiles, empresariales, medioambientales… Leyes fiscales que ahogan a las clases medias y los asalariados en favor de los millonarios, que se multiplican y prosperan. Guerra sucia, apoyo a las dictaduras más descarnadas o a los líderes más estrafalarios si defienden nuestra agenda. “Nuestros hijos de puta”, como diría Henry Kissinger, uno de los mejores tiburones de ese pantano. Todo lo que está pasando o está a punto de pasar ya lo hemos vivido.

En los años cincuenta, un dibujante de cómics norteamericano fue capaz de retratarlo con una mirada ácida, divertida y descarnada. Se llamaba Will Eisner, un hijo de inmigrantes judíos de Nueva York que creó un personaje, Spirit, un ayudante enmascarado de la policía, y un montón de aventuras memorables. Salen todos: políticos corruptos, mafiosos que los compran, a ellos y a la policía, familias desahuciadas, niños que viven en la calle porque nadie los cuida. Asesinatos, escándalos en torno a la construcción, el servicio del agua, el de limpieza… La convivencia de mil orígenes en los barrios más populares de la ciudad que nunca duerme, donde los grandes magnates hacen su propia ley sin pagarla nunca.
Como el padre de Donald Trump y sus negocios inmobiliarios que el hijo heredó con la misma falta de escrúpulos y pasión por hacer trampas. Es la época de Jimmy Hoffa, de McCarthy, pero con ecos de lo que pasó antes, en los treinta, cuando el crac especulativo de los que nunca tienen bastante hundió el país en la miseria. Caer y levantarse, pasar de Roosevelt a Nixon, de Reagan a Carter, de Obama a la oscuridad naranja.
Les recomiendo que busquen Contrato con Dios , El edificio o cualquiera de las viejas aventuras de Spirit. Todo lo que nos pasa está allí, con un toque costumbrista y tierno, compasivo y escéptico. Pero, como hace Spirit, no hay otro futuro que seguir luchando contra la oscuridad y la injusticia.