De vuelta al despacho oval

FUTUROS IMPERFECTOS

De vuelta al despacho oval
Consejero editorial

Esta noche, Donald Trump se ha vuelto a acostar en el dormitorio de la segunda planta de la Casa Blanca, en el ala sudoeste. Con su pijama de seda, se habrá recostado sobre las sábanas de hilo y habrá pensado que no hacía falta darse una ducha, porque ya se había dado suficientes baños de masas. Trump habrá sonreído antes de apagar la luz, pensando que nadie puede con él: a lo largo de su vida se ha arruinado un montón de veces (hasta en seis ocasiones sus empresas se han declarado en bancarrota), pero ha vuelto a rehacer su fortuna. Además, ha repetido como presidente del país, tras su derrota de hace cuatro años, que nunca soportó. La última risotada se la habrá dedicado al juez neoyorquino Juan Merchán, que lo declaró culpable de 34 delitos, si bien decidió no enviarlo a la cárcel.

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Andrew Harrer / Bloomberg

Trump ha asegurado que duerme bien, de un tirón, hasta las cinco, cuando se levanta para ir al baño e inmediatamente después consultar qué dicen en X. Mientras desayuna unos huevos con beicon, mira la televisión y lee la prensa, maldiciendo a los periodistas que lo critican. 

En la foto de familia de la Casa Blanca, aparecen la oligarquía tecnológica y la nueva tropa populista

En este­ primer día se entretendrá revisando las fotografías de la toma de posesión. En su álbum de fotos habrá reconocido a los oligarcas tecno­lógicos (Musk, Zuckerberg, Bezos, Altman, Cook...) y la nueva tropa populista (Milei, Meloni, Bukele, Farage, Zemmour e incluso Santiago Abascal).

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Los diarios titulan en su primer día del segundo mandato que el mundo entra en una nueva era, ojalá que no sea la última. En esta era, la verdad no importa, el recalentamiento del planeta no preocupa, la inteligencia artificial marca el camino, los autócratas desplazan a los liberales y la democracia está seriamente amenazada. En pocas horas, Trump firmará su programa de deportaciones masivas, la expansión de explotaciones de hidrocarburos, la implantación de aranceles a sus socios comerciales y los indultos a sus amigos golpistas.

A pesar de todo, más de la mitad del planeta considera que las cosas irán mejor, lo que sin duda es un gran acto de fe. Habrán creído, como cantó en su acto final Village People, la frase: “Muchacho, tú puedes hacer realidad tus sueños”. Ojalá los sueños no se conviertan en pesadillas.

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