Récord de turistas

Calidad y competitividad crecientes son los factores que hacen posible el éxito imparable del turismo en España. Sin ello no se explica que en el 2024 se haya batido nuevamente el récord de turistas y de ingresos en el conjunto del país y que, además, las perspectivas para el 2025 apunten también a mejorar las metas logradas. Es evidente, y hay que felicitarse por ello, que el sector turístico funciona con un elevado grado de eficiencia y que el país sabe cuidar y realzar sus atractivos naturales, culturales, de ocio y gastronómicos, en un marco social de acogida y seguridad ciudadana, y con una atención creciente a la sostenibilidad.

Fueron 94 millones de visitantes, un 10% más que en el 2023, los que se registraron el año pasado en España, con un impre­sionante aumento del 16% en el gasto turístico, hasta los 126.000 millones de euros. Tiene razón el ministro de Turismo, Jordi Hereu, cuando afirma que se trata de cifras espectaculares. Un dato igualmente muy positivo, que revalida la excelencia turística del país, es que el 67% de quienes han ­visitado España tiene previsto volver, según resaltó también Hereu en la presentación del balance anual y las perspectivas del sector.

El 67% de los 94 millones de turistas que llegaron en el 2024 tiene previsto repetir su visita

Y todo indica que el turismo en España seguirá en aumento en los próximos años. Así lo pronostica el Consejo Mundial del Viaje y el Turismo (WTTC, por sus siglas en inglés), que estima que la actividad turística crecerá al doble de la economía en España de aquí al año 2034. No es extraño que el ministro augure que pronto llegaremos a la cifra mítica de cien millones de turistas extranjeros al año, justo el doble de la cifra de habitantes del país. Eso es algo impresionante. De ­entrada, todo apunta que ya este mismo año se volverán a batir récords.

España, por tanto, debe prepararse a fondo, y de forma coordinada – en la línea de como ha hecho hasta ahora–, para asumir y digerir ese nuevo aumento del turismo que se espera. Los principales problemas se derivan de la excesiva masificación de visitantes en algunos destinos y fechas. Por ello, es esencial que se profundice en la colaboración público-privada para avanzar en la desestacionalización y en la diversificación de los destinos. El ministro de Turismo aporta dos datos significativos: que el ritmo de crecimiento de visitantes en las temporadas medias o bajas es más alto que en las altas y que, asimismo, crece la España verde y de interior.

La colaboración público-privada es esencial para avanzar en la diversificación de destinos

La historia del turismo moderno en España suma una trayectoria de éxito desde sus inicios, a mediados de la década de los cincuenta del siglo pasado. El objetivo, sin embargo, no debería ser el crecimiento por el crecimiento, porque este tiene un límite y comportaría, tarde o temprano, morir a causa del propio éxito. Por eso hay que aplaudir la coincidencia de criterios entre el sector público y el sector privado para centrarse en la mejora de la calidad, que, a su vez, va en paralelo al aumento de ingresos por visitante. Eso se está consiguiendo. Un dato alentador es que se haya incrementado la inversión en la oferta de hoteles de cuatro y cinco estrellas, si bien al sector le preocupa que también continúe aumentando la oferta de plazas en viviendas turísticas, muchas de ellas ilegales. En concreto, se es­tima que el total de plazas existentes en las 25 principales ciudades españolas ha vuelto a crecer –en casi 50.000 más– respecto a las existentes en el verano del 2023, hasta registrar una cifra de 388.453. Lo positivo es que hay ya ciudades que han conseguido empezar a reducirlas gracias a una mejora de la regulación, como ocurre en Bar­celona.

El aumento del turismo interior de los españoles se ha estabilizado en los elevados niveles de años anteriores. Ello contrasta con el crecimiento constante de los visitantes extranjeros, principalmente gracias a los nuevos turistas procedentes de mercados de larga distancia en las ciudades españolas. Este es el caso de los que vienen de Estados Unidos (+13,5%), Latinoamérica (+5,1%), China (+47,2%) y Japón (+19,7%), según los datos disponibles al término del tercer trimestre. Hay que resaltar, además, que España se sigue beneficiando claramente del impacto negativo de la inestabilidad de Oriente Medio sobre destinos de sol y playa que son competencia.

La aportación económica y laboral del turismo, con empleos también cada vez de mayor calidad, ha sido, pues, un año más, el factor diferencial que ha hecho posible que España sea el país europeo con mayor crecimiento económico. Lo ha sido en el 2024 y probablemente lo será también durante el 2025. Consolidar el éxito y gestionarlo bien es el desafío para el presente y el futuro.

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