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Bajar impuestos para tener más vivienda

EL PATIO DIGITAL

PSOE y PP ya han puesto sobre la mesa sus dos modelos para intentar encontrar una solución al grave problema de la vivienda. Dos modelos muy diferentes. El anunciado el pasado lunes por Pedro Sánchez implica una intervención pública en un mercado que cuenta con elementos “disfuncionales”, argumentan en el Gobierno. Se fijan en el mecanismo ibérico del gas para trasladar esa intervención al mercado residencial. El presentado por Feijóo, en cambio, se sustenta en un modelo liberal. De momento, ninguno de los dos ha dado resultados positivos. Pero ambos tienen algo en común: la propuesta para rebajar algunos impuestos.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la clausura del foro Vivienda: quinto pilar del Estado del bienestar

Dani Duch

El primero en mover ficha fue el PP. El partido que gobierna en la mayoría de las comunidades autónomas y ayuntamientos del país comienza a ver que el problema de la vivienda causa estragos. En Madrid, en Málaga, en Sevilla, en València… Pocas grandes urbes son ajenas a una situación, en ocasiones dramática, que aleja a las rentas menos pudientes de los centros urbanos, núcleos que, a su vez, se van poblando de viviendas de uso turístico, mucho más rentables para los propietarios. Los candados para guardar las llaves al inquilino son el nuevo mobiliario urbano.

Feijóo propuso, en colaboración con todos los gobiernos autonómicos del PP, bajar el impuesto de transmisiones patrimoniales a los jóvenes hasta el 4%. El PP es fiel a su doctrina económica e incide en rebajar un impuesto que ya lleva reducido varios años en algunos territorios. En el 2022, en Catalunya se recaudaron 2.110 millones por el impuesto de transmisiones patrimoniales, mientras que las bonificaciones en Madrid dejaron unos ingresos de 1.400 millones. Es decir, por un mismo hecho imponible, la compraventa de un activo, no todos los ciudadanos del país pagan lo mismo.

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El lunes fue el turno del PSOE, y en la docena de medidas anunciadas por Sánchez también había una rebaja fiscal en forma de propuesta. Tendrá que pasar por el Congreso y someterse al escrutinio de Junts y Podemos, pero los socialistas plantearon aplicar bonificaciones en el IRPF a quien, de forma voluntaria, rebaje el precio de su alquiler cuando el inquilino sea un joven de menos de 35 años. La Moncloa ha entendido que España es un país de pequeños propietarios de vivienda y que sin su colaboración no se puede avanzar.

Las rebajas fiscales planteadas por PSOE y PP para reducir el problema de la vivienda han recibido duras críticas de los expertos en las redes sociales. “Yo cuando sigo leyendo propuestas para facilitar el acceso a la vivienda mediante políticas de impulso a la demanda como solución al problema. Por supuesto, que no falte una buena rebaja de impuestos”, lamentaba el economista Manuel Hidalgo, acompañando el post de una foto de Djokovic cabreado por fallar una bola.

Más claro aún fue el también economista Juan Luis Jiménez, que recordó que la literatura académica apunta que las desgravaciones fiscales a la vivienda “son regresivas, aumentan los precios, no mejoran las tasas de propiedad y producen efectos negativos en el Estado del bienestar”.

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Otra crítica recurrente hacía referencia a que, en el fondo, los principales beneficiarios de rebajas fiscales serían los “boomers multipropietarios de vivienda con el dinero de todos”. El Gobierno es consciente de esta situación y argumenta que la prioridad es aumentar la oferta, aunque se produzcan efectos no deseados con alguna de las medidas.

Meses atrás, el Banco de España, gobernado por Pablo Hernández de Cos, ya dejó dicho que “las actuaciones sobre los precios de la vivienda a través de reducciones impositivas, sin actuar sobre la oferta, tienen un coste recaudatorio muy elevado y pueden agravar los problemas de accesibilidad entre hogares con menor renta”. Es decir, cuidado con rebajar impuestos por doquier si no se acompaña de otras medidas.

El problema de la vivienda va por barrios y no afecta a todos los ciudadanos por igual. Por ello, las soluciones en forma de bonificaciones fiscales no deberían ser universales, sino solo dirigidas a quien más lo necesita o puede ayudar, porque quizá se acaba dañando a quien se busca rescatar. De poco sirve rebajar impuestos de forma general si los beneficiarios acaban siendo los más pudientes, como de poco sirvió bonificar el combustible por igual a toda la población, a los conductores de un Dacia Sandero o de un Porsche. Y así con otras tantas ayudas fiscales.

Lo que está claro a la vista de los movimientos es que la izquierda, y el PSOE en particular, ha asumido que buena parte de su futuro se juega en la vivienda y que si quiere tener opciones de revalidar su mandato, debe intentar aportar soluciones a un problema que no para de crecer. Las colas del alquiler son sangrantes.

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