El adiós de Trudeau y el futuro del progresismo

EL PATIO DIGITAL

Trudeau dimitía el día de Reyes en diferido, y con él el progresismo va a perder a uno de sus líderes más carismáticos. El primer ministro de Canadá y Pedro Sánchez han presumido durante los años de una “amistad” que saltaba a la vista en un periodo en el que el centroizquierda ha gozado de una etapa de apogeo. Pero ese tiempo está llegando a su fin. El mundo está cambiando, y los líderes socialdemócratas y liberales van cayendo uno tras otro, por diferentes motivos. Joe Biden, António Costa (hoy al frente del Consejo Europeo), la neozelandesa Jacinta Ardern o la finlandesa Sanna Marin han sido, antes que Trudeau, víctimas de la catarsis política y sociológica que están atravesando la mayoría de los países democráticos. Hay quien lo llama “avance ultraderechista”. En unas semanas se verá si el alemán Scholz se suma a esta lista.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (2d), el presidente de Brasil, Lula da Silva (2i) y el primer ministro de Canadá Justin Trudeau (1i), durante al almuerzo de trabajo ofrecido por el canciller de la República Federal de Alemania, Olaf Scholz (1d), en la sede de la Representación Permanente de la República Federal de Alemania ante las Naciones Unidas, a 23 de septiembre de 2024, en Nueva York (Estados Unidos)

Sánchez junto a Trudeau, Scholz y Lula

Borja Puig de la Bellacasa / Moncloa

El adiós de Trudeau ha sido ampliamente comentado en las redes sociales en las últimas horas. Hay quien lo ve como una jugada maestra para salvar al Partido Liberal de Canadá del deceso político. También hay quien remarca que ha sido su propio partido el que, empujado por la inflación y una evidente pérdida de popularidad, ha abierto la puerta de salida al líder canadiense. Pero la amplia mayoría de comentarios y posts hacían referencia al “amigo” de Trudeau, a Sánchez.

“El socialismo ha muerto”, proclamaron varias cuentas en X, acumulando miles de elogios

“El socialismo ha muerto”, proclamaron varias cuentas en X, acumulando miles de elogios. En la era de la desinformación hay quien puede llegar a pensar que Trudeau es progresista. Convendría no confundir al personal. 

El adiós más o menos precipitado de la vida política de la agenda de contactos más cercanos ideológicamente a Sánchez abre el debate sobre cuál es el futuro del progresismo durante el actual avance de las ideas conservadoras. Es un debate en el que las redes sociales tienen una trascendencia fundamental.

Justin Trudeau acaba de dimitir como primer ministro de Canadá. Aunque esto no te lo van a contar los medios mainstream, lo que ha tumbado la popularidad de Trudeau no es el debate sobre la inmigración ni las amenazas de Trump, sino el problema de la vivienda 🧵

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— Víctor Egío (@victoregio.bsky.social) 6 de enero de 2025, 19:41

La respuesta que ofrezcan los líderes progresistas que quedan o los que vayan surgiendo al avance de la ideología reaccionaria definirá el mundo en los próximos años. Para ello, el progresismo tiene que saber entender y dar respuesta a los problemas de los ciudadanos y, especialmente, de los jóvenes, que se están pasando en masa a este tipo de ofertas políticas.

Trayendo el problema a España, es de sobra conocido que en el resultado de las últimas elecciones generales fueron esenciales dos sectores de la población: los jubilados y los jóvenes. Estos últimos se movilizaron de forma notable hacia Sánchez y dieron al PSOE la posibilidad de poder conformar una mayoría capaz de sacar adelante una investidura. En este momento, parte de la juventud española se encuentra instalada en la abstención o simpatizaría de forma mayoritaria con Vox. No hay que olvidar que Alvise cosechó 800.000 votos sin apariciones mediáticas. Todo fue fruto de las redes sociales.

El aumento del coste de la vida, la erosión de los servicios sociales y, especialmente, la carencia de la vivienda están provocando este giro en la población. El progresismo debe saber dar respuesta a las inquietudes de estos jóvenes e intentar garantizarles un presente y un futuro estables para construir el proyecto de vida que quieran. Por aquí pasa el progresismo en general. Si el PSOE y sus aliados no saben entender el problema, acabarán siguiendo el camino de Trudeau y otros tantos.

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