Veinte años y un paso atrás
Las efemérides sirven a veces para evaluar cómo hemos cambiado y en qué dirección. Hoy hace veinte años se aprobó la ley de violencia de género, norma que fue pionera en Europa. Era la época de Zapatero, un tiempo en el que despuntaban las llamadas guerras culturales a las que con tanto ardor nos hemos entregado después. Aun así, aquella ley fue aprobada por unanimidad. Sí, todo el Congreso votó a favor de un cambio revolucionario: una discriminación positiva que agrava las penas en función de si la víctima es una mujer. Es el meollo del asunto, puesto que da por sentado que existe una discriminación hacia las mujeres por el hecho de serlo que las hace más vulnerables ante el potencial agresor y por eso precisan de una mayor protección. Algo que hace veinte años votaron todos, hoy en día se pone en cuestión. No siempre la historia progresa de forma lineal.
Aquella ley fue presentada por Zapatero y el PP la votó, aunque de mala gana. Ejerció de portavoz de los populares Susana Camarero (les suena porque ahora es vicepresidenta de Carlos Mazón), quien vio “una operación de marketing del PSOE” y, aunque habló de “violencia de género”, reclamó agravar todas las penas por “violencia doméstica”, acepción preferida por los populares, que no aplaudieron al triunfar la votación.
Hoy el PP ya habla de “violencia de género” y “violencia machista” sin subterfugios. Solo Vox se ciñe a la expresión “violencia intrafamiliar”. En el 2017, todos los partidos suscribieron el pacto de Estado contra esta lacra, que en el Congreso logró algo menos de apoyo, ya que 65 diputados de Unidas Podemos y del mixto se abstuvieron por estimar que se quedaba corto. Si hoy se votara ese texto probablemente obtendría menor respaldo. Hace veinte años parecía que la igualdad de hombres y mujeres avanzaría imparable, pero los cambios provocan resistencias y, a veces, retrocesos. Hoy, algunas ofertas políticas ponen de moda el machismo con el argumento falaz de que se ha ido demasiado lejos. ¿Demasiado lejos? En veinte años han sido asesinadas 1.254 mujeres, la mayoría a manos de sus parejas o ex, y es necesaria la protección del Estado para mantener vivas a decenas de miles. Por no hablar de otras agresiones. Ojalá al paso atrás le sucedan dos hacia adelante.