El tacticismo de Putin

A poco menos de dos meses para que la guerra de Ucrania entre en su tercer año, los combates persisten en el este del país mientras Rusia mantiene sus ataques aéreos contra la infraestructura energética ucraniana. Pero, pese a ello, algún movimiento táctico se ha producido con la vista puesta en unas futuras conversaciones de paz entre ambas partes. Un escenario aún hipotético en el que también podría desempeñar un papel clave Donald Trump en cuanto asuma la presidencia de Estados Unidos.

La nueva variable en el conflicto es que el presidente ruso, Vladímir Putin, ha tirado de tacticismo y ha dicho estar abierto a la propuesta lanzada por Eslovaquia de acoger conversaciones de paz con Ucrania. El primer ministro eslovaco, Robert Fico, se vio el pasado domingo en Moscú con el líder ruso y ha ofrecido su país como sede para ese encuentro, a lo que Putin dice no oponerse “porque Eslovaquia mantiene una posición neutral”. El líder del Kremlin entiende por neutralidad el hecho de que Eslovaquia forme parte de un creciente grupo de estados miembros del centro y del este de la Unión Europea, con Hungría al frente, que se muestran escépticos respecto del apoyo a Ucrania y son partidarios de negociar con Rusia. Fico, prorruso, es uno de los grandes aliados de Vladímir Putin en Europa junto con el líder húngaro, Viktor Orbán.

El Gobierno eslovaco ha trasladado también su ofrecimiento a Ucrania, pero cabe recordar que el presidente Volodímir Zelenski ha criticado en repetidas ocasiones a Eslovaquia, precisamente por el tono amistoso que Fico ha mantenido con Rusia desde su regreso al poder en el 2023. El ofrecimiento de Fico es ciertamente interesado ya que Eslovaquia depende del suministro de gas ruso a través de Ucrania, y este país ha anunciado que no lo seguirá transportando a Eslovaquia cuando acabe su acuerdo con el gigante gasístico ruso Gazprom el próximo 1 de enero. Ucrania tampoco permitirá el tránsito de gas ruso a través de su territorio, aunque primero se venda a otro país, como Azerbaiyán, y después a empresas europeas.

El líder ruso acepta que Eslovaquia sea sede de conversaciones de paz entre Moscú y Kyiv

Zelenski ha denunciado reiteradamente que Eslovaquia paga los importantes descuentos en el gas ruso que Moscú concede a Fico con la pérdida de su soberanía o con turbios esquemas. Acusa al premier eslovaco de querer beneficiarse financieramente de la guerra y estima que Fico en realidad no quiere encontrar soluciones para sustituir el gas ruso y garantizar “la independencia energética” de Europa, sino que “quiere ayudar a Putin a ganar dinero para financiar la guerra y debilitar a Europa”. Visto este contexto, no parece muy plausible que Zelenski vea con buenos ojos la propuesta eslovaca de acoger una futura negociación entre Moscú y Kyiv.

La derivada económica de la guerra ucraniana afecta a Europa. Vladímir Putin alerta de que el cese del tránsito del gas ruso por territorio de Ucrania disparará los precios en la UE y asegura que Rusia está dispuesta a mantener sus suministros a los clientes europeos. Otra jugada táctica.

Otro elemento de efectos aún difíciles de valorar es la extensión de las consecuencias de la guerra a escenarios muy alejados físicamente del propio conflicto. En este capítulo hay que englobar el hundimiento frente a las costas de Murcia, tras sufrir una explosión, de un carguero ruso que presumiblemente se dirigía al puerto sirio de Tartus, donde hay una base rusa, y que según el Kremlin se fue a pique como consecuencia de un “acto terrorista”. También podría añadirse el abordaje e incautación por Finlandia de un barco vinculado con Rusia, sospechoso de haber provocado el corte de un cable eléctrico submarino que conecta el país nórdico con Estonia. Todo apunta a que se trata de un petrolero que forma parte de la flota fantasma que Rusia usa para vender combustible a terceros países eludiendo las sanciones impuestas por Occidente.

Ucrania cerrará el 1 de enero el gasoducto que lleva a Eslovaquia el gas ruso del que depende

Y más grave ha sido el incidente con el avión azerbaiyano que se estrelló en Kazajistán después de desviarse de su ruta a Chechenia e intentar un aterrizaje de emergencia. Hubo 38 muertos y 29 supervivientes. Fuentes de Bakú, ucranianas y estadounidenses coinciden en que el aparato pudo ser alcanzado por un misil tierra-aire de la defensa antiaérea rusa, como demuestran los impactos en el fuselaje, mientras que los sistemas de guerra electrónica inutilizaron el sistema GPS del avión. El espacio aéreo ruso que el avión debía sobrevolar camino de Grozny es una zona que es objeto de ataques de drones ucranianos. Pero pese a ser un área peligrosa, Rusia no la ha cerrado al tráfico para la aviación civil, con el riesgo que ello comporta. ¿Por qué? Porque hacerlo sería admitir que la guerra ha llegado al comedor de su casa.

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