La noticia más positiva de la reunión de ayer en Santander de todos los presidentes autonómicos fue justamente su celebración. Debería ser algo normal y habitual que los líderes de las diferentes comunidades pudieran verse y discutir entre ellos y con el Gobierno central. Lo raro es que la anterior reunión se produjera hace demasiado tiempo, en marzo del 2022, en la isla de La Palma, a pesar de que en aquel foro se decidió que se convocaría dos veces al año.
En Santander acudieron todos, lo que también es algo positivo, porque no siempre había sucedido, y cada uno pudo exponer su opinión sobre financiación autonómica, vivienda o crisis migratoria. Es cierto que son muchos y no tuvieron mucho tiempo para hablar, tal como se quejó el PP. Estaría bien que se pudiera reformular el formato y la duración para ganar en intensidad y dinamismo. Salvador Illa propuso celebrar la próxima sesión en Barcelona y será una buena oportunidad para probar entonces un método más participativo.
Pedro Sánchez, que ya se había visto de forma individual con todos los presidentes autonómicos salvo la madrileña Isabel Díaz Ayuso, colocó sobre la mesa la opción de la condonación de la deuda autonómica que beneficiará especialmente a Catalunya, la Comunidad Valenciana, Murcia y Andalucía. Si obtiene fondos suficientes para ello, la reforma del sistema de financiación será mucho más fácil de abordar. Al final, más allá de la lógica controversia entre populares y socialistas, cada presidente autonómico quiere lo mejor para su tierra. Y si el Gobierno dispone de suficiente caja para repartir para todos, no tengan dudas de que, como ha sucedido en otras ocasiones, la mayoría acabará comprando el nuevo modelo.
Se mire como se mire, todo es una cuestión de dinero. A Sánchez le facilitaría mucho las cosas disponer de unos nuevos presupuestos expansivos para el próximo año. Por ello, mientras unos discutían en Santander, había una reunión trascendente en Suiza entre el PSOE y Junts para clarificar posturas. Los socialistas necesitan saber si cuentan con el apoyo de Carles Puigdemont y este exige que se cumplan los compromisos pendientes. Sánchez necesita que todas las piezas le encajen en su tetris. Y la primera es la de las cuentas del próximo ejercicio.
