Sin complejos

Opinión

Hace un par de semanas tuve el privilegio de asistir al acto de ingreso en la RAE de Javier Cercas para ocupar la silla R vacante tras la muerte de Javier Marías. En ese marco formal, protocolario, solemne y un tanto ampuloso que para algunos ya ha pasado de moda donde el ceremonial, el orden y la cadencia justa de las formas que tienen los símbolos es importante, el canto al poder inmenso de la lengua y la literatura que nos regaló Cercas en su discurso apasionado Malentendidos de la Modernidad. Un manifiesto fue la esencia de la defensa de que la auténtica literatura, la que nos empapa y tiene capacidad transformadora, está compuesta de palabras en rebeldía.

Asistir a la toma de posesión de una silla de la RAE es una distinción a la que yo, filóloga hispánica de formación, como pueden suponer pongo en altísimo valor. Si además quien te invita es un amigo al que quieres y admiras entre otras cosas por su calidad literaria, su amplia sabiduría, la valentía en sus valoraciones, su inconformismo ante la realidad que nos toca vivir y su afán de no callar nunca, ese momento único al que asistí, no es solo un placer sino un honor que conlleva inevitablemente emoción y orgullo a partes iguales.

Sin complejos

 

Ilustración de Eulàlia Duran

Ese mismo fin de semana Joan Manuel Serrat y Estopa, catalanes vinculados a su tierra y a su barrio, junto con Lucía Fumero y Judit Nedderman congregaron a 15.000 personas en un concierto en el Palau Sant Jordi para recaudar fondos para los damnificados por la Dana. Una semana más tarde, en Girona, Arrebato, cantante flamenco arrollador de voz limpia y transparente que canta al amor como nadie, llenó hasta los bordes de variopintos catalanes y catalanas entregados al unísono al entusiasta sevillano en la sala de conciertos La Mirona. Al día siguiente, un concierto mediocre (muy mediocre diría yo) del dúo Camela llenó a rebosar de más y diversos ciudadanos y ciudadanas catalanas el Palacio Firal también de Girona.

No asistí (sí a los otros) al concierto de Estopa y Serrat pero, por lo que sé, todas las mujeres y hombres, jóvenes y no tan jóvenes, que sí asistieron comulgaron con emoción y entrega bajo un deseo común de pertenencia a una sociedad y, en ese arraigo por una causa conjunta, gracias a las lenguas que nos identifican, también se sintieron parte de un todo que los unía y emplazaba a un objetivo solidario .

Puedo asegurarles que en cada uno de esos actos a los que asistí nadie, absolutamente nadie, dejó de sentirse catalán ni pensar que traicionaba algo propio

En todas estas galas a las que me he referido, cada una con sus distintos formatos, formalidades y trascendencias, éramos muchos y muchas bajo una sólida y constante evidencia que nos hermana irremediablemente como vehículo sugerente y transformador de ideas, deseos y emoción entre los presentes. En cada uno de los actos, llenos de catalanes, a los que asistí, uno en Madrid con seriedad y etiqueta, otros en Girona populares y festivos, el español y el catalán (conversacional en la copa de la RAE) fueron las generosas lenguas vehiculares y, en ese entorno, puedo asegurarles que nadie, absolutamente nadie, dejó de sentirse catalán ni pensar que traicionaba algo propio y sagrado por estar ahí y vivir y compartir lo vivido sin complejos.

Por suerte pasa cada día y en momentos como los que he descrito se hace de nuevo evidente que la Catalunya de verdad, la que no tiene complejos y que el nacionalismo narcisista no hace enfermar de purismo excluyente, es eso: es la que sin renunciar a nada ni dejar de reivindicar su lengua y todo lo que le es propio y a lo que tiene derecho se emociona sin pudor y está orgullosa porque a Javier Cercas, catalán como Carme Riera (otra miembra histórica de la RAE), le han reconocido con uno de los grandes méritos que puede obtener un escritor en lengua española; es la que canta a capela las canciones de Serrat y Estopa con una sola voz y la que corea, generosamente, sin sentirse desleal a nada ni a nadie todas y cada una de las letras de las sugerentes y entusiastas canciones con las que Arrebato la ha conquistado.

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