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Jarrones chinos y porcelana fina

FUTUROS IMPERFECTOS

Màrius Carol Consejero editorial

Carlos Alsina entrevistó a Felipe González la semana pasada en Onda Cero y, viendo los desencuentros entre su interlocutor y Zapatero, le propuso un debate para entender las posiciones distintas que han mantenido sobre el socialismo español y que se ha acentuado con Pedro Sánchez. Zapatero ha declinado participar en este cara a cara, porque tiene el convencimiento de que no se dan actualmente las circunstancias para llevarlo a cabo, pues el debate podría resultar perjudicial para el PSOE.

 

EVA ERCOLANESE / EFE

No tengo ninguna duda de que un diálogo en profundidad entre ambos tendría un gran interés desde el punto de vista informativo, pues podría poner sobre la mesa cuestiones que el propio socialismo no ha acabado de digerir. Otra cosa es que eso fuera un buen negocio para los socialistas, más allá de que pudiera resultar útil a sus militantes y simpatizantes. Así que habrá que esperar a que las aguas del país estén más calmadas, pues hoy la discusión se convertiría en un arma arrojadiza contra el PSOE.

Zapatero declina debatir con González sobre el futuro del socialismo español

Yo mismo pude preguntarle a Zapatero sobre González con ocasión del libro que escribimos juntos recientemente (Crónica de la España que dialoga ) y no conseguí una declaración rotunda. Le reconoce que antes de convocar su primer Consejo de Ministros le pidió información sobre la manera de abordarlo y cuenta una cena en la que Felipe le habló del poder y de cómo gestionarlo. Pero cuando intenté tirarle de la lengua por las críticas de González a Sánchez, se escapó pertrechado en lugares comunes.

Escribe Sergio del Molino en el libro titulado Un tal González : “Felipe nunca ha dejado del todo la política. Como el mago de Oz, tras las cortinas, proyectando fantasmagorías, bendiciendo y maldiciendo en el partido. No ha permitido que se note su ausencia. De un modo u otro, siempre está ahí, aunque él no lo busque, aunque se limite a charlar”.

En este sentido, es un jarrón chino con todas sus consecuencias, igual que Zapatero es porcelana fina, capaz de recuperar visibilidad no con la crítica, sino arremangándose para ayudar a Sánchez. Un debate sería un espectáculo apasionante, lo que ocurre es que Felipe escucha poco y se refugia en los monólogos. Pero, aun así, tendría interés. Incluso gracia.

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