El Pantone
El Pantone es un sistema de identificación del color para el mundo de las artes gráficas. Cada color y sus múltiples derivados tienen un número de código. La invención de esta paleta universal corresponde a una iniciativa de Pantone Inc., una empresa con sede en Carlstadt (Nueva Jersey, Estados Unidos).
Para Pantone, el color de este año es el 13-1023, el Peach Fuzz. Se trata de una tonalidad melocotón suave que representa el deseo de nutrirnos a nosotros mismos. Es un color aterciopelado, cuyo espíritu omnipresente enriquece la mente, el cuerpo y el alma.
Pero más allá de la visión idílica de la compañía está la propia realidad. En la calle y a través de las redes sociales y de los miles de mensajes generados por la inteligencia artificial, el color que lo rompe es el Pantone 18-3027, el Purple Orchid, y sus derivados.
Este color, orquídea púrpura, toma como base el violeta del movimiento feminista y se está convirtiendo en la referencia de las transformaciones sociales asociadas a la polémica IA.
Cada persona tiene un color ‘psicológico’, y algunos tonos crean tendencia
Desde una perspectiva más psicológica, el 18-3027 y derivaciones promueven la armonía y generan estabilidad emocional y equilibrio. Lo moderno, lo más cool, se identifica con el color orquídea púrpura, y lo podemos ver nosotros mismos navegando por las plataformas de streaming, en los mensajes comerciales o en muchísimas cuentas de Instagram o TikTok. Esta tonalidad es sinónimo de vanguardia, alegría y positividad. Sólo hay que ver a una muchacha o a un muchacho con el pelo teñido de púrpura para sentir de inmediato un soplo de libertad.
Hace unos pocos días, en un interesante artículo en The New York Times se analizaba la vida de las personas en función de los colores. Se simplificaba el tema diciendo que hay personas de color primavera y personas de color invierno. El color del escenario político que nos rodea ahora es clara y patéticamente invernal.
No se trata de que todos queramos tener una vida en rosa o en 13-1023 o 18-3027, pero sí de exigir colores claros a quienes viven en la franja más oscura del catálogo, anclados en aquellos Pantone más invernales, los colores que les impiden dejar de molestar o hacer daño a los demás.