Necesaria transparencia

Necesaria transparencia

El equilibrio entre la opacidad necesaria y la transparencia exigida siempre ha sido una ardua tarea en la corona británica para su supervivencia yestabilidad. Las monarquías, cada vez más vistas como propias de otra era, necesitan más que nunca el beneplácito de sus pueblos para pervivir en estos tiempos convulsos para ellas.

photograph by XAVIER CERVERA 04/2011 souvenirs of Prince William groom and Kate Middleton bride a few weeks before their royal wedding (in Westminster Abbey) at a souvenirs shop in Cheapside, London, UK

 

Xavier Cervera

Los Windsor no pasan por su mejor momento y, de no reaccionar con rapidez, puede que todo empeore. La prensa inglesa ya ha bautizado el último error, el descubierto editado de la foto que la princesa de Gales colgó en sus redes para celebrar el día de la Madre en Inglaterra, como “the editorgate”. Pocos entienden lo ocurrido, pero la mayoría asegura que ese acto –“chapucero e innecesario”– ha abierto una crisis reputacional en la corona inglesa. Son muchas las preguntas, hay un mar abierto de especulaciones y tanto el espíritu de Isabel II como de lady Di sobrevuelan los cielos del palacio de Buckingham.

Si no reaccionan con rapidez, puede que todo empeore para los Windsor

Medios de gran prestigio como la CNN han dicho abiertamente que, después de lo ocurrido “desconfiarán y verificarán dos veces” todo lo que se mande desde la casa británica. El Daily Mail ha exclamado contra los Windsor: “La Casa Real nos está tomando por tontos”. Cierto es que la balanza entre opacidad y transparencia está desajustada por los últimos acontecimientos.

¿No han sabido gestionar el anunciado recientemente cáncer de Carlos III con la desaparición pública de Kate Middleton? ¿Existe una explicación a tanto error? ¿Podría la corona inglesa estar pasando por su peor crisis interna? Los medios británicos comienzan a especular sobre la delicada salud del rey y de la princesa. La reina consorte Camila ha tenido que detener sus responsabilidades por agotamiento y Guillermo anda tambaleante y con poco rumbo también. Un error o engaño más en los próximos movimientos podrían ser devastadores para la corona y despertarían una alarma aún mayor.

Es tiempo de reflexión, mesura y reposo. La presión mediática por la aparición de la princesa ha descendido. Nadie quiere repetir lo ocurrido con lady Di. Pero se debe volver a la transparencia exigida en ese tramposo equilibrio en el que siempre han navegado las monarquías. Mantener vivo el idílico cuento, mostrando que viven en los tiempos reinantes y no del pasado.

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