La furia arrasa con todo

FUTUROS IMPERFECTOS

La furia arrasa con todo

Sánchez y Feijóo se las tuvieron ayer en la sesión de control del Congreso. ¡Vaya si se las tuvieron! Fueron apenas unos minutos, pero los suficientes para comprobar que definitivamente la furia se ha instalado en la política española y amenaza arrasar con todo. Incluida la sensatez residual de sus formaciones. Que nadie espere acuerdos. El PP no ha asumido la derrota electoral y el PSOE ha decidido prescindir de los populares. Los dos grandes partidos mantienen una relación ruín. Sus dos líderes no se soportan. No sé si eso es lo que esperan los españoles de sus dirigentes, pero es seguro que esta dinámica debilita al país, envilece la política e imposibilita los acuerdos.

EFE

  

Chema Moya / Efe

¿Qué ocurrió ayer de nuevo en el Congreso? De nuevo, nada. Sánchez y Feijóo se tiraron la corrupción por la cabeza. Y el “tú, más” nunca es un argumento. Es evidente que en todas partes cuecen habas y que siempre hay alguna podrida. Ante eso hay que actuar rápido, ser transparente y llegar hasta el fondo de las investigaciones. En el embrollo de las mascarillas, donde hubo quien hizo negocios en medio del sufrimiento ajeno, nos hemos dado cuenta de que, cuando se rebajan los controles, sacan la cabeza los villanos. Si el caso Koldo le ha hecho un agujero a los socialistas, los tejemanejes de la pareja de Ayuso amenazan con hacerles igualmente un roto a los populares. Y es evidente que el presidente del Gobierno se indignó al oír que Feijóo se remitía, sin mentarla, a su esposa, Begoña, a la que la derecha ha querido involucrar sin pruebas. Seguramente por ello, su respuesta fue furibunda, pues salió en tromba contra al líder del PP, recordándole su pasada amistad con un capo del narcotráfico y exigiéndole que fuera valiente y pidiera la dimisión de la presidenta de la Comunidad de Madrid, aunque pudiera acabar fulminado como Casado.

De nuevo Sánchez y Feijóo se tiraron la corrupción por la cabeza con acritud

Este país se merece que se rehabilite la política, que el debate deje de ser un arma arrojadiza y que se devuelva la reputación a la cosa pública. Que los dos principales partidos no puedan ponerse de acuerdo en nada es la demostración de que la política está enferma. Y eso no se arregla poniéndose mascarillas que a saber qué corrupto habrá colocado, embolsándose comisiones.

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