A Putin no le gustan las rosas

FUTUROS IMPERFECTOS

A Putin no le gustan las rosas

Fue Gertrude Stein quien escribió el aforismo “una rosa es una rosa, es una rosa”, como una forma de expresar que las cosas son lo que son. Pero a veces una rosa es mucho más que una rosa y las cosas no son como deberían. Centenares de personas salieron a la calle para rendir tributo al fallecido líder opositor de Putin, Alexéi Navalni, con una rosa en los múltiples memoriales que se improvisaron en las ciudades rusas a su muerte. En dos días, la policía arrestó a más de cuatrocientas personas, la mitad de las cuales en San Petersburgo, que recibieron sentencias rápidas de cárcel de hasta dos semanas. Pasan los días, pero no pasan los homenajes. Solo permanecen las condenas.

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SERGIO PEREZ / EFE

Navalni cumplía una condena de 19 años en Lobo Polar, una de las prisiones más septentrionales y más duras de Rusia, por oponerse al régimen. Antes, los agentes de Putin ya lo habían llevado al borde de la muerte por envenenamiento con un agente nervioso, pero pudieron salvarle la vida en un hospital de Berlín. Ser el líder de la oposición a Putin entraña riesgos. Se desconoce de qué murió Navalni, porque los médicos no lo han certificado, ni el cuerpo ha sido entregado a su familia.

Es un signo de debilidad detener a ciudadanos que homenajean con flores a Navalni

En cualquier caso, detener a alguien por depositar unas flores ante una fotografía de Navalni no es un signo de fortaleza del presidente ruso, sino más bien un reconocimiento de su debilidad. Cuando uno ve una agresión al régimen en la fragilidad de una flor, es que se considera menos fuerte de lo que se muestra y menos valiente de lo que le gustaría. Dicho de otra manera, quien tiene el botón nuclear no puede temer a una rosa. Quizás Putin recordaba como la Revolución de las Rosas, que cambió el gobierno de Eduard Shevardnadze en Georgia, cuando unas protestas masivas terminaron con los manifestantes irrumpiendo en el Parlamento con flores en la mano, hace veinte años. Una rosa es una rosa, pero a veces puede ser una bandera perfumada de libertad.

Navalni era un obstáculo para Putin y este optó por aplicar la lección de Stalin, cuando decía que la muerte soluciona todos los problemas: desaparecido el hombre, desaparece el problema. Putin ya no tiene opositor, pero a cambio ha nacido un héroe.

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