La reforma del mercado eléctrico europeo aprobada in extremis el miércoles por los ministros de Energía de la Unión Europea, excepto el de Hungría, pretende garantizar precios competitivos para los consumidores, reducir el impacto de la volatilidad del gas natural y del petróleo, reforzar la seguridad del suministro, fomentar el despliegue de las energías renovables y promover tecnologías que aumenten la flexibilidad, tanto para el almacenamiento como para la demanda de electricidad.
La vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, en su calidad de presidenta del citado Consejo Europeo de Energía, ejerció bien su papel de árbitro y propició un pacto que permitió superar las posiciones enfrentadas de Francia y Alemania.
La nueva norma pretende garantizar precios estables en el recibo de la luz
En la reforma aprobada se mantiene el polémico sistema de precios marginalista en el mercado intradía, de forma que la tecnología más cara, generalmente el gas natural, fija el precio del resto de formas de generación. Para reducir la exposición a ese mercado tan volátil, sin embargo, se establece la figura de los contratos a largo plazo por diferencia. En ellos se estipula un precio garantizado por el Estado entre el comprador y el generador de energía y luego se reembolsa la diferencia en función del precio real, lo que en la práctica se convierte en un subsidio. De este modo, el generador recibe unos ingresos siempre estables por la electricidad que produce y se reduce la volatilidad de precios. Estos contratos a largo plazo se amplían incluso a las inversiones para las centrales nucleares ya existentes, en una clara concesión a Francia.
La Comisión Europea se compromete, asimismo, a ejercer la vigilancia necesaria para que el nuevo mecanismo funcione sin distorsiones en los mercados ni en las ayudas de Estado, tal como a su vez quería Alemania para evitar la eventual competencia desleal de otros países, especialmente de Francia, donde el sistema energético está nacionalizado. La vigilancia que se establece es importante para facilitar la transparencia en la formación de precios y evitar la manipulación del mercado.
El sector eléctrico español ha acogido favorablemente, de entrada, la reforma eléctrica pactada en la UE, ya que es menos intervencionista de lo que se esperaba, aunque habrá que ver el desarrollo de la letra pequeña y su paso por la Eurocámara. Lo importante, por encima de todo, es que se garantice la estabilidad regulatoria como pilar esencial para la seguridad jurídica de las empresas y los inversores.
De cara a los consumidores tendrá que comprobarse si finalmente pueden tener acceso a contratos de precio fijo, además de los variables, como pretende la reforma. El objetivo ideal es que los precios sean estables, al menos anualmente, y mitigar el impacto de las crisis repentinas de precios. Ahora la reforma deberá negociarse con el Parlamento Europeo antes de ser definitivamente aprobada.