El encargo de palacio

FUTUROS IMPERFECTOS

El encargo de palacio
Màrius Carol Consejero editorial

Felipe VI se puso la corbata roja para encargar a Pedro Sánchez que intentara la investidura, cuando hace un mes y medio se colocó la corbata azul para encomendársela a Alberto Núñez Feijóo. Puede que fuera una casualidad o que resultara un guiño de la Corona. También constituyó una coincidencia (o no) que el encargo a Sánchez fuera un 3 de octubre, seis años después de un discurso del Monarca que no gustó al independentismo, al acusarle de quebrar los principios democráticos del Estado de derecho y de dividir a la sociedad catalana.

El rey Felipe VI (i) estrecha la mano al líder del PSOE y presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, antes de su encuentro celebrado este martes en el Palacio de La Zarzuela en el marco de la ronda de contactos para designar nuevo candidato al Gobierno de España. EFE/ Juanjo Guillén POOL

 

Juanjo Guillén/Efe

El Rey recibió al presidente en funciones a las diez de la mañana, que es la hora de su segundo café del día. Se lo tomaron en el despacho del palacio de la Zarzuela, que preside un retrato de Carlos III, que era un monarca austero y familiar. Al visitante le intimida un poco tener enfrente un rey real y otro pintado mirándole a los ojos. Seguro que Felipe VI le preguntó cómo iba a conseguir el apoyo de ERC y Junts sin que sus exigencias atasquen el cuarto de máquinas del Estado. Y es posible que Sánchez le explicara hasta dónde está dispuesto a ceder para que no suceda. Asimismo, podía haberle dicho que el coste de repetir elecciones resultaría muy alto para los partidos independentistas, por más que sean especialistas en perder oportunidades. Otra cosa es si la legislatura será larga, que no parece. Pero su experiencia le dice que, de momento, quien resiste gana.

Pedro Sánchez intentará la investidura sabiendo que la factura será cara

¿Y ahora qué? Hoy mismo empieza una negociación complicadísima. Todos los partidos que pueden apoyar a Sánchez intentarán sacar tajada. El presidente en funciones está dispuesto a pagar una factura, pero no a asumir una fractura. El presidente en funciones ha estado callado –incluso en el Congreso– para no dar pistas sobre su estrategia y para no entorpecer los contactos. Junts y ERC han bajado el nivel de sus exigencias a medida que pasaban los días sin obtener respuestas a sus desafíos.

A Felipe VI le gusta beber mucha agua por la mañana, como a Carlos III, que solo se abstenía de ingerirla si había de viajar. Pedro Sánchez tampoco ahorró en líquido en la Zarzuela. Sabe que necesita jarras enteras para tragar tantos sapos como le tocará. A lo que no está dispuesto es a que se le atranquen anfibios mayores.

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