A los festivales teatrales les sientan muy bien las ciudades medianas. Así lo demuestran los casos de Aviñón, considerado el mejor festival, o de Girona, con su Temporada Alta, que con 32 ediciones ha conseguido convertirse en el festival de referencia del otoño europeo. La vitalidad que muestran las ciudades catalanas más allá de su megacapital supone un impulso impagable para el equilibrio territorial, también en el ámbito de la cultura. Por ello creemos que es muy loable el trabajo que en Girona hace Temporada Alta, que presenta un centenar de espectáculos, además de múltiples actividades, que incluyen programas educativos. Centrado en Girona y Salt, el músculo que exhibe el festival ha conseguido expandir su actividad a otras ciudades catalanas, como Figueres, Palafrugell, Torroella de Montgrí, Sant Gregori, Banyoles, Bescanó e, incluso, Barcelona. Y su modelo se ha exportado a tres países del otro lado del charco, de donde ha nacido el proyecto Connexió Iberoamèrica.
Girona, capital del teatro
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