El megáfono distorsionado

El megáfono distorsionado

Lo más cerca que ha estado Núñez Feijóo del Raval o del Gòtic fue el pasado ­junio en un acto en Casa Seat (Diagonal/paseo de Gràcia) presentando, cómo no, el programa económico del PP. Es verdad que el World Trade Center, donde está el Gran Marina, hotel que ejerce de habitual cuartel general de la derecha, está más cerca de la Rambla, pero para llegar desde el aeropuerto no hace falta ni quitarse los zapatos para no mancharse.

Los últimos grandes actos del PP en Catalunya han sido discursos para los de siempre donde siempre: que si el Cercle d’Economia, que si Foment, que si el Círculo Ecuestre... Dos actos de campaña fueron en el Turó Park ( Upper Diagonal). Lo más cercano al pueblo que ha estado Núñez Feijóo ha sido en Gimenells, donde el PP obtuvo la alcaldía junto a otras cuatro (solo cuatro) localidades en toda Catalunya (Badalona, Castelldefels, Pontons y Monistrol de Montserrat).

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, saluda a los presentes tras conocerse los resultados del 23-J

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OSCAR DEL POZO/AFP

No es que Catalunya sea un permanente desastre para el PP, es que el PP es visto en Catalunya como un permanente desastre... para Catalunya. Acostumbrado a calibrar las medidas de toda España en un tubo de ensayo desde Madrid DF (en acertada definición de Enric Juliana), da la sensación de que pensar en Catalunya o les da grima o les explota la fórmula. 

Si en Catalunya se ven menos los informativos de tele desde Madrid, se oyen mucho menos las radios de Madrid, se leen más los periódicos catalanes, no es que todos seamos raros, es porque el eje político, social, cultural no es el que viene señalado desde la capital de España, aquí existe vida propia y pacífica. Y el PP capitalino no quiere ver que García Albiol es alcalde por su obra local, no por las siglas que generan urticaria en la mayoría de Catalunya por su falso discurso.

El PP es visto en Catalunya como un permanente desastre... para Catalunya

Por muchas señales de humo que pueda hacer el PP a Puigdemont, el único pacto posible (y complicado) es con el PSOE. El PSOE de Zapatero, que ha sido el hilo de coser socialista con Waterloo. “Desearía que todo se normalizara. Hemos avanzado y hay un camino para revertir la situación de Puigdemont dentro de la justicia”, dijo Zapatero. Con discursos así el laberinto podría tener salida. 

Si el PP sigue con el megáfono distorsionado, a gritos desde Madrid, la presidencia de España solo la conseguirán con la independencia de Catalunya porque aquí ni los suyos los votarán.

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