Al día siguiente de la noche electoral, La 2 tuvo el acierto de emitir La fiera de mi niña (1938), dirigida por Howard Hawks, con Cary Grant y Katharine Hepburn. La pareja protagonista (un paleontólogo que ha perdido un hueso de dinosaurio y una rica heredera que tiene un leopardo como mascota) no se lleva bien, así que mantiene esta conversación, que inicia Grant:
–¿Juguemos a un juego?
–Me encanta, ¿cuál?
–Verá, yo me tapo los ojos con la mano y usted desaparece.
La película es en blanco y negro, como a algunos rancios les gustaría que volviera a ser España. Y su diversidad es un valor, aunque a veces su gestión sea compleja. A algunos les encantaría proponer el juego de Gary Grant y hacer que desapareciera la composición plural de España, que tiene su expresión más acentuada en Catalunya y en el País Vasco. Alberto Núñez Feijóo, que es gallego y ejerce de tal, hizo uno de sus primeros discursos como líder del PP en el Cercle d’Economia, donde puso en valor la España plural y reconoció a Catalunya como nacionalidad, por otro lado algo que figura en la Constitución. Pero la satisfacción de la audiencia catalana se trocó en disgusto el día después en los altavoces madrileños y tuvo que dar un paso atrás. Como escribía ayer Antoni Puigverd, la pluralidad ha sido negada una y mil veces en los últimos treinta años desde la mayoría absoluta de Aznar.
La realidad no desaparece por más que nos tapemos los ojos con la mano
En su primer discurso institucional tras las elecciones, Pedro Sánchez presentó ante los Reyes a España como un país orgulloso de su pluralidad y su diversidad. La voluntad resulta clara, otra cosa son las resistencias del Estado que se reconoce más en su centralidad que en la descentralización. Y se encierra como el caracol en su concha a cada oportunidad de conquistar afectivamente a la periferia.
En La fiera de mi niña, Grant dice que cuando se está luchando con un leopardo en medio de un estanque no se puede huir. Por eso es mejor convencer por todos los medios al leopardo de que a los dos les interesa salir airosos en la situación límite que tienen por delante. No sé si Junts tienen la agresividad del felino, pero en sus exigencias al PSOE corre el riesgo de ahogarse en el estanque.
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