Las elecciones de ‘El hormiguero’

CONFUSIÓN VITAL

Las elecciones de ‘El hormiguero’

Cuando El hormiguero arrancó, una de sus primeras señas de identidad fue la sección de los experimentos. Pablo Motos, sus colaboradores e incluso los invitados se sometían a pruebas que llevaban la tensión al plató y a las casas, lo que provocaba momentos televisivos impagables. Bueno, sí: los pagaban Motos y su socio, Jorge Salvador, que no escatimaron nunca en medios y recursos. Los que nos dedicamos a la producción televisiva nos hacíamos muchas veces la misma pregunta: ¿cuánto les habrá costado esto?

opi 3 del 1 julio

 

MARTÍN TOGNOLA

Esta semana El hormiguero, seguramente sin pretenderlo, se ha propuesto el más difícil todavía. El programa ha experimentado con todo un país, que a finales de junio se ha paralizado para ver dos entrevistas a los dos políticos que compiten para ser presidente del gobierno. Nunca en El hormiguero se había arriesgado tanto.

En un país polarizado y enfrentado mediáticamente como pocas veces hemos visto, Pablo Motos se ha jugado la vida. Esta vez sí. Toda España pendiente de sus preguntas. De sus gestos. De sus muecas. De su rictus. Porque hace un tiempo que en las entrevistas no solo se examina el político entrevistado, también lo hace el entrevistador. De factura, los dos programas pueden haber sido los más baratos que haya hecho El hormiguero en toda su historia. Dos entrevistas sin caché para los invitados. Punto. Pero Pablo Motos era muy consciente de lo caros que le podían salir esos programas.

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De las entrevistas, solo dos conclusiones. Primero, un saludo a todos los que repiten a diario que “la tele está acabada”. La tele sigue siendo el único medio de comunicación capaz de congregar a la vez, a la misma hora y en el mismo canal, a más público ante una pantalla. Sin duda, para Sánchez y Feijóo, salir en El hormiguero va a ser su mayor spot electoral hasta que llegue el cara a cara.

Por eso, estas podrían convertirse en las elecciones de El hormiguero, como las de 1993 fueron las de los debates entre Felipe González y José María Aznar; como las del 2004 fueron las de los atentados yihadistas, o las del 2015 las del final del bipartidismo. En estas elecciones hay un antes y un después de pasar por el plató de Pablo Motos.

La segunda conclusión. Otro saludo a todos los que repiten que va a haber poca participación. El tirón que están teniendo la mayoría de los programas dedicados a la política y el aumento exponencial del número de ciudadanos que han solicitado el voto por correo no hacen presagiar que la participación vaya a ser baja, por más que el 23 de julio sea una fecha inédita para unas elecciones generales.

Se le puede hacer larga la campaña electoral a Feijóo si sigue escondiéndose

Hace 25 años que conozco a Pablo, cuando Juan Ibáñez y Damián Moya todavía no tenían ni idea de que acabarían debajo de una mesa manejando unas hormigas de felpa. Pudimos disfrutar de una noche mítica en la entrega de los premios Calabuch en Peñíscola. 

Si les tengo que comentar algo de sus entrevistas, lo haré personalmente, y más teniendo en cuenta que en este país, aparte de un seleccionador nacional de futbol, esta semana hemos descubierto que todos también llevamos dentro un entrevistador de candidatos a la presidencia. La de periodistas que no han hecho en su vida una entrevista en televisión pero sabían perfectamente las preguntas que se tenían que hacer y la actitud que había de tener.

Lo que sí he sentido ha sido envidia: me hubiese encantado entrevistar a Feijóo, como hice con Sánchez. Pero parece que el gallego está más por esconderse que por mostrarse: ahora no quiere ir al debate a cuatro de TVE. Que no se le acabe haciendo larga la campaña y que estas elecciones pasen a ser recordadas por los debates con un atril vacío.

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