Programa para Barcelona

Programa para Barcelona

Hay un debate recurrente sobre si Barcelona está o no en decadencia. Barcelona no es el Titanic, pero existe la sensación de que no alcanza su potencial y puede quedar atrás en la competencia entre metrópolis, no solo con Madrid. Como dice la Reina de Corazones a Alicia: “Hay que correr todo lo que se pueda para permanecer en el mismo sitio”. Estamos en un momento de transición, en que se agota el modelo inercial basado en los servicios tradicionales y el turismo masivo (low cost), y la economía basada en el conocimiento se está desarrollando, pero aún es incipiente. Se ha de destacar la red de centros de investigación y enseñanza de excelencia internacional de la ciudad.

El anzuelo para atraer y retener talento e industrias limpias es la marca Barcelona como sinónimo de calidad de vida, muy valorada por los profesionales de startups y sectores tecnológicos para vivir en la ciudad y trabajar. Barcelona tiene, sin embargo, un mercado de trabajo de alta cualificación muy estrecho y eso comporta salarios bajos. No ha ayudado la inestabilidad institucional que llevó al traslado de sedes y, tras ellas, un grueso de servicios de alto valor añadido.

31 - 03 - 2023  / Barcelona / Barcelona llena de turistas por semana santa / Foto: Llibert Teixidó

 

Llibert Teixidó

Los objetivos de una Barcelona más verde, con menos contaminación y ruido, más inclusiva, con alta calidad de vida y vivienda accesible (cuestión primordial) están en boca de la mayoría de los candidatos. Pero hemos de reclamar más concreción. Yo pediría al futuro equipo de la alcaldía (lista no exhaustiva):

1) Cambiar el eslogan de Cambó, “ ¿Monarquía? ¿República? ¡Catalunya!” por “ ¿España? ¿Catalunya? ¡Barcelona!”. Puede parecer evidente, pero no lo es tanto, la alcaldía de Barcelona no tendría que ser moneda de cambio para los gobiernos en España o Catalunya.

2) Usar la escala de la región metropolitana de 164 municipios (séptima potencia económica metropolitana en Europa) como palanca de proyección internacional y de resolución de los problemas (vivienda, transporte, medio ambiente, localización de la industria).

Hemos de pedir más concreción a los candidatos sobre sus objetivos para Barcelona

3) Ser proactivo en favor de la economía de la ciudad; nos jugamos la transición de lo viejo a lo nuevo y la posibilidad de hacer una política social generosa. Eso supone un aeropuerto con conexiones ampliadas de largo radio (y sobrecompensar el entorno de valor ecológico si hace falta); facilitar los proyectos empresariales y poner fin a la reticencia hacia el sector privado; impulsar planes estratégicos en ciencia y tecnología, y un proyecto cultural ambicioso. Así podremos mejorar la calidad del mercado de trabajo y aspirar a atraer sedes empresariales de sectores competitivos.

4) Preservar el Eixample de Cerdà. El urbanismo táctico con vocación de permanencia y el turismo masivo lo están transformando radicalmente. Hay que regular el monocultivo turístico en el Eixample, que expulsa las tiendas tradicionales y a los vecinos. Hace falta un plan integrado de movilidad, dentro de la ciudad y de accesos, bien pensado y que facilite la electrificación. Las actuaciones recientes crean desigualdad entre calles y aumentan el ruido y la contaminación al crear atascos permanentes. Hay que pensar en regulaciones con peajes de entrada para vehículos como otras ciudades, y los ingresos tendrían que revertir en el transporte público. Y deben mejorar la seguridad y la limpieza.

5) Implementar las políticas con consenso, tras un debate en que se hayan hecho públicos estudios rigurosos de coste-beneficio de los proyectos y del impacto en la ciudad.

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