De Simone Weil a Simone Veil

Tras ver la excelente película Simone, la mujer del siglo, parece inevitable contrastar dos Simone contemporáneas, Veil y Weil. Ambas francesas, judía la primera, cristiana la segunda, longeva una, muerta prematuramente la otra, las dos activistas políticas. En el cine, la mujer del siglo es Veil.

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Marcada por su internamiento en Auschwitz junto con su hermana y su madre, donde solo supervivieron las dos jóvenes, Simone Veil, casada, madre de tres hijos, abogada, llegó a la magistratura en 1970, a los 43 años. Más tarde, siendo ministra de Sanidad, impulsó la ley de despenalización del aborto, aprobada en 1975. Veil fue presidenta del Parlamento Europeo de 1979 a 1982, y hasta su fallecimiento, en el 2017, actuó siempre en favor de los derechos sociales.

Muy distinta fue la trayectoria de Simone Weil, filósofa, enseñante, sindicalista, nacida en 1909 hija de padres judíos. Siendo muy joven se convirtió al cristianismo, y a los 22 años obtuvo una plaza de profesora de filosofía. No obstante, sus inquietudes sociales la condujeron a dejar la docencia para trabajar como obrera en diversas fábricas, entre ellas la Renault. Su objetivo era experimentar por sí misma la explotación de que eran objeto los trabajadores y poder denunciarlo con conocimiento de causa.

simone weil

 

Dos activistas políticas unidas por la lucha por los derechos sociales

El estallido de la guerra civil española la llevó a participar en 1938 en las Brigadas Internacionales a favor de la República, primero en Barcelona y luego en Aragón, hasta que un accidente la obligó a regresar a Francia. Retomó la enseñanza, escribió artículos mientras su país estaba ocupado por los nazis, y se negó a comer más de lo que a sus compatriotas más desafortunados les era posible, con lo cual se agravó la tuberculosis que padecía.

En 1942 abandonó Francia junto con sus padres, en peligro por ser judíos, y se instaló en el Reino Unido. Allí se ganó el sustento como redactora para una publicación de la Francia libre, hasta que su enfermedad empeoró y debió ser ingresada en un sanatorio de Ashford. Su vida acabó en agosto de 1943, con solo 34 años. Había escrito mucho sobre la clase obrera, el capitalismo y en contra de la guerra, pero no supo pervivir. Al contrario de Simone Veil, no pudo seguir siendo útil para sus semejantes.

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