Moros y cristianos

Pedro Vallín, en su magnífico, herético y rompedor C3PO en la corte del rey Felipe asume una teoría de Eric Wolf según la cual la conquista del Nuevo Mundo sería “una prolongación de la Reconquista”. Y añade Vallín: “Tiene sentido que los herederos de aquella depredación estén hoy tragándose a España entera desde Madrid”. La tesis es ocurrente y realista, pero se queda corta. Toda la historia de España desde el siglo XV se explica por la mística de la Reconquista, que, después de haber llenado ocho siglos de epopeyas, con apariciones caballeras de Santiago en socorro de los cristianos y héroes como el Cid, se incrustó en las esencias y los valores nacionales y creó una cultura asumida por la política posterior hasta nuestros días.

¿Qué fueron, por ejemplo, las restauraciones monárquicas? Fueron la reconquista del trono por los Borbones. ¿Qué es lo que impulsa hoy a los republicanos? La reconquista del régimen del 14 de abril, de sus principios y sus derechos. ¿Qué fue la Guerra Civil? Lo más parecido a la Reconquista, donde los rojos eran los moros de hacía cinco siglos, y todos los santos estaban a favor de los reconquistadores y a los niños que nacimos en pleno franquismo nos enseñaban que aquello había sido una cruzada. ¿Y qué fueron los maquis? Los soñadores mal armados que quisieron reconquistar la España que Franco les había arrebatado.

Efe

 

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Todo lo que pasa son historias de reconquista: del poder judicial, del TC, de Catalunya

Y llegó la democracia y hubo un acongojante ruido de sables que culminó en el tejerazo del 81, porque había una parte del ejército que quería recuperar lo que la invasión democrática les había quitado. Y era tal el espíritu de reconquista, que se decía que los nuevos moros (los rojos) querían ganar en los despachos lo que habían perdido en la guerra. Eso se dijo y se sigue diciendo hoy. Y cuando Aznar gritó: “¡Váyase, señor González!”, le estaba pidiendo las llaves a Boabdil. Y cuando en el 2004 dirigentes del PP llamaron ilegítimo a Zapatero y a su victoria electoral, era porque necesitaban reconquistar el poder perdido. Y ahora, todo lo que está pasando son historias de reconquista: del poder judicial, del Tribunal Constitucional, de Catalunya, de la Moncloa. Por eso es imposible el acuerdo en los nuevos moros y los nuevos cristianos. Y no lo habrá, porque el apóstol Santiago no acaba de decir con quién diablos está.

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