El velo de la ira

Se le veía la raíz del pelo. Tal vez un mechón sobresaltado en la caminata. Ese fue el delito que cometió la joven kurda Mahsa Amini para acabar muerta en una comisaría de Teherán. No llevar bien colocado el pañuelo, o hiyab, que en árabe significa “esconder, ocultar, separar”. Mahsa dejó que hablara un poco su melena, que su flequillo ladeado diera fe de su existencia, que sintiera la brisa. Ocurrió en Irán, la antigua Persia, donde la civilización se agrandó, hasta que una de las grandes furias del siglo XX, el fundamentalismo, empezara a condenar en nombre de Alá a todas aquellas que transgredieran la ley que las condena a la invisibilidad.

Mahsa Amini

Mahsa Amini 

Terceros

Se olvidan muchas cosas a diario porque las noticias no nos caben en el estómago. Pero ellas, las que viven bajo el yugo del islamismo radical con ropa holgada, la cabeza cubierta, sin escuela ni trabajo en Kabul, también son las principales víctimas del Estado Islámico, Al Qaeda o Boko Haram. Las hubo que fueron más allá que Mahsa y se quitaron el velo porque vivían en Europa, donde se creían libres. Hubo una Sohane, hace veinte años, a quien un vecino menor de edad, como ella, quemó viva por no llevarlo en una banlieue de París. “Prostituta”, le gritó antes. El fundamentalismo no es solo asunto de árabes bar­budos.

Mahsa Amini dejó que su flequillo ladeado diera fe de su existencia

Tras el asesinato de Mahsa, las iraníes han salido a las calles y explotado en las redes sublevándose contra el régimen de terror de Ebrahim Raisi, mientras este viajaba a Nueva York para asistir a la Asamblea General de las Naciones Unidas. Allí, se sentará entre líderes de todo el mundo, y es posible que compartan un juego de té y unas sonrisas. Las mujeres iraníes se cortan el pelo a modo de protesta y sacan el diablo del cuerpo, con la lejana esperanza de que su eco llegue a la noble asamblea. Pero solo en un mundo ideal los delegados le harían el vacío a Raisi y a todos los que siguen atropellando los derechos de la mitad de sus ciudadanías.

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