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Proteger la naturaleza

La diligencia es una gran virtud cuando se trata de proteger entornos de alto valor ecológico tomados en masa por ciudadanos ávidos de naturaleza. Los parques naturales del Delta de l’Ebre, del Cap de Creus y de las cabeceras del Ter i del Freser han sido los primeros en poner en marcha restricciones para evitar las aglomeraciones registradas el verano pasado. El del Alt Pirineu, con la Pica d’Estats como poderoso reclamo, será el siguiente, pero la Generalitat indica que hasta el 2022 no se intensificarán las medidas para blindar las zonas más frecuentadas. A nadie le gusta prohibir, lo más conveniente es educar a la gente para evitar comportamientos incívicos y para que se interesen por destinos y rutas menos solicitados. Pero esto lleva más tiempo. Lo primero es respetar los ríos, los lagos, las montañas y la costa.

Un signo de una sociedad desarrollada es que venera intangibles como el paisaje de los espacios protegidos. El camino es impedir que una minoría siga dejando prados y calas como un basurero y acampando donde le plazca.