¿Es racista usar la palabra negro?
El Defensor del Lector
El diario ha publicado recientemente, con motivo de informaciones sobre abusos policiales en EE.UU., varios titulares en los que se describe a una persona como “un negro”. Se trata de una expresión que ha impactado a muchos lectores y algunos de ellos han escrito al Defensor del Lector porque consideran que es ofensiva. “El uso de un lenguaje racista para referirse a los afrodescendientes es totalmente indignante”, escribía una lectora hace algún tiempo. “No creo que ‘un negro’ sea la forma correcta para un titular, ya que el uso despersonalizado de la palabra es denigrante. Les propongo cambiar por: un hombre negro”, exponía otro lector.
Un año después de la muerte de George Floyd y ante los nuevos casos de ciudadanos negros fallecidos por disparos de la policía en EE.UU., se trata de un tema que genera mucha sensibilidad. El libro de estilo de La Vanguardia estipula que “si es necesario señalar que alguien es negro, úsese este adjetivo, nunca persona de color” y recalca algo muy importante: “sólo se debe consignar este aspecto si es informativamente relevante”.
Es decir, no tiene nada malo decir que alguien es negro y no se deben emplear eufemismos, pero esta condición nunca se debe mencionar gratuitamente o de manera que pueda alimentar estigmas o estereotipos.
El redactor jefe de la sección de Internacional, Ramon Aymerich, señala que, a diferencia de expresiones americanas de raíz similar, la palabra negro no tiene ningún matiz despectivo y es el equivalente al “black” que usan los grandes medios norteamericanos. Alternativas como “afroamericano”, continúa Aymerich, son incompletas ya que hay negros que no son o no se sienten africanos. La palabra negro, por contra, sí permite referirse a una realidad “objetivable”.
Para muchos lectores, sin embargo, no es lo mismo decir “un hombre negro” que “un negro”. Aunque en el caso de las noticias sobre abusos lo que se busque al referirse a la víctima de una manera tan directa en un titular sea precisamente recalcar que la causa del abuso es el color de su piel, quizás debemos plantearnos si efectivamente los lectores lo interpretan así y generamos empatía o si parecemos insensibles y creamos el efecto contrario. La mayoría de las veces, sin embargo, la razón por la que se identifica a una persona como "un negro" se debe a la limitación de espacio en los titulares de la edición impresa, en los que a menudo hay que elegir entre usar una fórmula más amplia o destacar que el ataque lo realizó la policía o alguna otra circunstancia relevante.
Se puede argumentar que si el titular de la información genera indignación es a causa de la situación de la que se informa y no se debe dulcificar, pero también es cierto que la práctica hoy socialmente aceptada es que para referirnos a personas que han sufrido discriminación empleamos expresiones que no las reducen a la condición por la que han sido victimizadas. Se trata probablemente de fórmulas marcadas por el engorroso corsé de lo políticamente correcto, pero con ellas el conjunto de la sociedad enfatizamos nuestra solidaridad con ellas y el rechazo ante cualquier tipo de discriminación.