Como es sabido, los zelotes (celosos de Dios) fueron radicalidad pura y dura. Terminaron mal, muy mal; ellos y una de sus escisiones: los sicarios (Masada). Pensé en esos radicales de la primera guerra judeo-romana (siglo I d.C.), que lucharon hasta el suicidio colectivo por la independencia de Judea, cuando el sábado 2 de noviembre asistí, como periodista, al acto de campaña que ERC celebró en la explanada contigua al centro penitenciario Lledoners, en Sant Joan de Vilatorrada.
El 2 de noviembre del 2017, Oriol Junqueras, Joaquim Forn, Raül Romeva, Jordi Turull, Josep Rull, Dolors Bassa, Carles Mundó, Meritxell Borràs y Santi Vila ingresaron en prisión por orden de la juez instructora de la Audiencia Nacional Carmen Lamela, hoy magistrada de la Sala Segunda del Tribunal Supremo (Carme Forcadell ingresó el día 9). Jordi Sànchez y Jordi Cuixart ya hacía dos semanas que estaban en la prisión de Soto del Real. El 2 de noviembre también es el día en que el hijo mayor de Oriol Junqueras, Lluc, cumple años, siete en esta ocasión.
Se puede estar a favor o en contra, pero ¿“vergonya de polítics”?, ¿de verdad?
En el acto, que fue electoral por realizarse al principio de la campaña de las elecciones del 10-N, participaron los principales dirigentes de ERC que no están ni en prisión ni en el exilio. Unos días antes, Junqueras pidió por escrito a los CDR que no boicoteasen el acto.
En la explanada coincidí con la mujer de Junqueras, Neus. No la conocía personalmente. Me pareció una mujer muy entera, firme y educada. Mientras hablábamos, no quitaba el ojo de encima a sus dos hijos, Lluc y Joana, que estaban jugando con miembros del grupo Free Junqueras, hasta que nos cruzó una pancarta de considerables proporciones con el lema “Vergonya de polítics” y unos carteles con el eslogan “Estratègia unitària”. El día anterior, había pasado lo mismo en un acto que organizó JxCat. La mujer de Junqueras no pudo reprimirse y exclamó, refiriéndose a la pancarta “Vergonya de polítics”, que era visible desde cualquier ángulo de la explanada: “¿Cómo pueden decir esto?”.
Líderes políticos y líderes civiles han sido condenados, si sumamos las penas, a 99 años de cárcel. Todos ellos mantienen estrechas relaciones con sus partidos y organizaciones. Se puede estar a favor o en contra de lo que se hizo y de lo que se hace, de los que están en prisión, de los que están en el exilio y de sus partidos y organizaciones, pero ¿“vergonya de polítics”?, ¿de verdad?
Lluc ya sabe leer. Joana es más joven. Creo, quiero pensarlo así, que no llegaron a fijarse en la pancarta.