Ni un día más
Seis países europeos (España, Portugal, Francia, Alemania, Rumanía y Luxemburgo) han ofrecido finalmente sus puertos para que los centenares de náufragos del Open Arms y del Ocean Viking, fletado por Médicos sin Fronteras y SOS Mediterranéé, sean acogidos. Una oferta que se suma a las que hicieron ya hace días las ciudades de Barcelona, Tarragona, València, Cádiz, Palma y Maó.
Las embarcaciones de las oenegés se hallan frente a las costas de Lampedusa, pero el siniestro personaje que es el ministro del Interior italiano, de infausto nombre Matteo Salvini, no les permite desembarcar, pese a la decisión del Tribunal del Lazio que el pasado miércoles levantó la prohibición de entrar en aguas italianas que pesaba sobre el Open Arms, y, además, en sus actos de campaña electoral se permite burlarse de los náufragos. Italia tendría que recordar a un Mussolini que destrozó el país y a su gente y dar la espalda a personajes de esta calaña.
Pero los náufragos no pueden esperar ni un día más. Las condiciones físicas en las que están tras largas jornadas en un mar a menudo embravecido no hacen más que agravar su situación. El nuevo presidente del Parlamento Europeo, David Maria Sassoli, pidió ayer al Gobierno italiano que comprenda “la gravedad” y la “urgencia humanitaria” que existen a bordo del Open Arms y permita el desembarco en su territorio de los migrantes que todavía se encuentran en el barco, que según la citada oenegé están en unas condiciones psíquicas y físicas muy preocupantes. Pese a todo ello, en el momento de escribir estas líneas los migrantes siguen ahí, en las embarcaciones...
La ciudadanía decente no lo entendemos ni queremos entenderlo. Hay cosas que pasan por delante de las estrategias políticas, y son las vidas de unas personas que han pasado un calvario hasta llegar a los barcos, mujeres violadas, niños sin acompañantes adultos; tan sólo la desesperación les ha llevado a jugarse la vida en el mar. Esto pasa por delante de todo. No se puede argumentar el efecto llamada ni la inmigración ilegal. Son personas rescatadas en el mar, y esto el derecho internacional lo protege. ¿O es que tampoco se puede hacer caso del derecho internacional? Pues ¿en qué país estamos? ¿Qué Europa estamos construyendo?