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Un discurso del doctor Bricall

La Universitat Ramon Llull invistió doctor honoris causa a Josep Maria Bricall en una ceremonia académica y solemne en el auditorio de Esade, donde comenzó a impartir clases en 1961. Una nutrida concurrencia de economistas llenó el salón de birretes de color naranja. La aportación intelectual de los economistas formados en varios centros de Barcelona a partir de aquellos años ha sido extraordinaria en la política y en el mundo de la empresa de todo el país.

El doctor Bricall es un académico de porte distinguido que tiene una idea propia de las cosas y con una larga trayectoria en la universidad, la cultura, la música y la política. Sus extensas memorias publicadas hace dos años resumen una vida dedicada básicamente a la universidad, fue rector de la UB durante ocho años, y a la cultura.

En su discurso de aceptación del nuevo doctorado honoris causa, en respuesta a la propuesta del doctor Eduard Bonet, Bricall hizo un repaso de los movimientos económicos del siglo pasado y de las causas que nos han llevado a la situación económica y política en la que nos encontramos.

Se refirió a la progresiva libertad de todos los movimientos de capital en el seno de la economía global. También a la cobertura política que estos movimientos obtuvieron a partir de las victorias de Thatcher y Reagan y que pueden considerarse como el punto de partida que dio paso a “la exuberante actividad de las instituciones financieras”.

No pretendo resumir el largo parlamento de Josep Maria Bricall. Las crisis económicas son cíclicas aunque parece que no se recuerden sus orígenes y consecuencias una vez superadas temporalmente. Afirmó que las inacabables apelaciones a la total libertad de mercado de los portavoces de la industria financiera desde 1970 pidiendo una suavización de los mecanismos reguladores ha conducido, al llegar la crisis del 2008, en pedir todos los recursos del Estado para salvar las infraestructuras financieras que se habían destruido precisamente por las tibias reglas aplicadas por los gobiernos y los bancos centrales en los movimientos financieros nacionales y globales.

El mensaje de Bricall que me pareció más claro y que muestra su capacidad de pensar por su cuenta y nadar contra corriente si hace falta es el de sugerir que se analicen los hechos y que no se acepte la realidad sin someterla a una cierta crítica. No solamente en las formulaciones de carácter económico sino también en el funcionamiento de la vida pública y de sus derivadas políticas.

En sus memorias dejó escrito que la prioridad de Catalunya es ser gobernada con criterio y con realismo valorando menos a los predicadores y a los que transmiten noticias interesadas sin tener en cuenta que lo que más importa en política es la capacidad resolutiva para abordar los problemas inmediatos y reparar las deficiencias estructurales. Con eficiencia y honradez se podrá conseguir lo que con malas políticas no se alcanzará nunca.