Ideal

Ideal

Hablamos, en lo de Basté, sobre los candidatos electorales y la falta de piedad de los partidos a la hora de cortar cabezas, en aras del bien electoral. Dicen por ahí, por ejemplo, que el otrora poderoso Enric Millo –amo y señor de la Catalunya intervenida– anda como alma en pena después de haber sido sonoramente ninguneado por su partido. Tantos méritos que hizo en favor del reino, ante la sublevada Catalunya, tanto marianismo sacrificado, tanta unidad patria, émulo de un Blas de Lezo a lo moderno, y... ¡zas!, lo han dejado como al almirante, tuerto y sin pierna. Ni candidatura, ni acomodo, ni bomboncito de consolación, ni esa jubilación dorada que merecen los buenos siervos. El PP necesitaba sangre nueva para vender su alma vieja, y don Enric ya estaba muy usado. No sé ustedes, pero aún nos acabará provocando ternura el personaje. O no...

¿Ha sido el gesto del PP un acto cainita, implacable e insensible al amor que el señor Millo había pro­fesado al partido? No lo creo, ni en ­este caso ni en el de otras candidaturas, porque los partidos no son oenegés ni asociaciones de caridad, sino maquinarias de devorar votos para ganar elecciones. Y por el camino hacia el púlpito, actúan como apisonadoras.

En el caso que nos ocupa, es evidente que doña Cayetana, la candidata elegida, puede ser mucho más eficaz, para el PP, que Millo, porque tiene unas cualidades que la hacen más atractivas para el voto españolista y españolísimo: no es catalana, lo cual no es menor, porque no tiene la sospechosa mácula que, en el fondo, todos los catalanes albergamos; es poseedora de un verbo desaforado, agresivo, sin complejos; sin tics ni lejanamente moderados, dotada de un orgullo imperial que muestra sin ambages, y, a diferencia del antiguo virrey, doña Cayetana no necesita esconder su vocación de sacar el látigo para dominar a los sediciosos catalanes. Además, ha sido ungida con el sagrado plácet de don José Mari, el padre de la criatura, y del resto de las criaturas que han iniciado la reconquista. De manera que, en estos tiempos aguerridos, donde peligra la integridad del sacro imperio, ¡qué mejor opción que enviar a una mujer con alma de conquistadora a esa colonia díscola!

Lo dicho, pues, el PP sacará mejor resultado con la doña, finiquitada cualquier opción de derecha española conservadora. Lo que se lleva ahora es la retórica extrema, con más o menos acomodo. Y, por efecto inverso, también es una buena candidata para el PSC, porque son tantas las barbaridades que dice, e incendia de tal manera el panorama, que muchos votos del soberanismo irán a los socialistas, por efecto pánico. Veremos, en Catalunya, a independentistas votando a un partido que firmó el 155, por miedo a las hordas ultras. Cayetana, pues, es el bidón de gasolina, mientras que Millo sólo era el hombre que sostenía el mechero. Y puestos a hacer un gran incendio, la eficacia de la gasolina está demostrada.

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