Ponerle puertas al campo (de Twitter)
LA familia real británica debe pensar, como Manuel Vicent, que las redes sociales son la forma adoptada por Satán para destruir la humanidad, así que han decidido acabar con los insultos y los ataques que reciben sus miembros a través de ellas, especialmente Kate Middleton y Meghan Markle, esposas de Guillermo y Enrique de Inglaterra. No es fácil protegerse de tanto cretino que navega por ellas (“las redes sociales han organizado la imbelicidad”, sostiene Javier Marías), así que no está claro que pueda ponérsele puertas al campo de Twitter. De hecho, los expertos de la casa real británica han publicado unas reglas para que quien publique comentarios obscenos u ofensivos sea bloqueado o perseguido por la policía.
Con un lenguaje tremendamente pulcro y educado, impropio de estos canales que maltratan sin escrúpulos a las instituciones, los responsables de comunicación de la familia real han pedido que cualquier persona involucrada en sus canales de medios sociales “ muestre cortesía, amabilidad y respeto”. Las cuentas de la realeza de las islas suman 6,3 millones de seguidores en Twitter y más de 12 millones en Instagram.
Seguramente en Buckingham Palace se siente añoranza del exquisito respeto del pasado. Como explicó el biógrafo del príncipe Carlos, Anthony Holden, tuvo que someter el manuscrito final a las correcciones de palacio. Cuando el secretario de prensa John Dauth lo leyó, le advirtió muy nervioso que había que eliminar la frase en que se decía que la reina había amamantado a su hijo. “Hay que suprimir la frase en la que se dice que le dio el pecho”, le ordenó. “¿Por qué?”, preguntó el escritor. “Nadie habla de los pechos reales y los pechos reales nunca deben ser expuestos”. Y se quitó la frase sin atender a razones. Las redes son otra cosa: no las controla nadie, así que se descontrolan frecuentemente. “A veces pienso lo que hubiera hecho Goebbels con Twitter”, también declaró en una entrevista Julián Marías.