La mirada irlandesa
LOS irlandeses están especialmente felices. En las últimas horas han tenido un doble motivo de satisfacción: han ganado su partido de rugby contra los All Blacks por segunda vez en la historia y esperan obtener grandes réditos con el Brexit de Theresa May. Hay un proverbio irlandés que dice que “aquel que no prospera en sus sueños, no prosperará despierto”. Los irlandeses hace tiempo que aprendieron a soñar con los ojos cerrados y abiertos. Hace treinta años eran más pobres que España y hoy son el segundo país más rico de la eurozona y el que más crece, entre otras razones gracias a su política fiscal. Los irlandeses sacan rendimiento a la pujanza del rugby como enseña del país (además de la cerveza Guinness), pero eso no es nada con lo que pueden conseguir con la salida del Reino Unido de la UE. Muchas compañías británicas han anunciado que cambiarán su sede a Irlanda cuando se concrete la ruptura. Hoy Dublín es un bosque de grúas y su nuevo aeropuerto mantiene un crecimiento espectacular.
Irlanda es pues el país menos preocupado con el Brexit. Sus ciudadanos son gente lista y leída –pocos países pequeños pueden presumir de tener cuatro premios Nobel de Literatura– y saben que tienen una oportunidad con la crisis en puertas. Además, la salida de los británicos debilita su posición en Irlanda del Norte, a pesar de que May lo trata de “territorio singular” en su propuesta, algo que la UE no acaba de ver claro . Por cierto, en el equipo de rugby de Irlanda están autorizados a participar los norirlandeses, lo que sí resulta verdaderamente una singularidad.
Mientras May teme las maniobras de los cinco topos euroescépticos de su Gobierno, que quieren forzar cambios en el acuerdo con la UE, los autoridades irlandesas se frotan las manos. Hay otro proverbio irlandés que dice: “Cuando buscamos oro, dejadnos buscar oro, cuando buscamos pelea, dejadnos buscar pelea”. Ahora va de lo primero.