La capilla de Valls que esconde una batalla naval
Mundo insólito
La localidad bien merece una visita
La calle Cort es una de las más comerciales de Valls, la ciudad tarraconense que es capital comarcal del Alt Camp. Entre seductoras zapaterías, pastelerías, boutiques, jugueterías o restaurantes, es posible que pase inadvertida una capilla encajada entre una farmacia y unos comercios abandonados. Se distingue por sus tres ojos, unos ventanales redondos de tamaño desigual. Los superiores son gemelos. Y el inferior, el mayor, tiene una cruz encajada en él. Los tres están rodeados por un esgrafiado claro que contrasta con el color caldero de la fachada. Arriba, una modesta espadaña. En la puerta del oratorio, siempre cerrada, se informa de qué hay que hacer para visitar el interior.
La gestión es tan sencilla como acordar una visita guiada con la oficina de turismo de la ciudad (Tel. 977 612 513 y turisme@valls.cat). Así se pueden franquear las puertas de esta capilla que esconde en su interior unos paneles de pavimento de finales del siglo XVII absolutamente singulares.
La Capella del Roser está en ese emplazamiento, según los documentos, desde el año 1337. Y seguramente ya el edificio se asentó sobre un oratorio anterior. De buen principio se decoró con baldosa pisana vidriada, que se distinguía por sus fondos de color amarillo y ocre y un brillo especialmente vivo.
Pero los dos paneles que ahora decoran las paredes laterales del Roser se colocaron entre 1674 y 1675 y dan cuenta de la batalla de Lepanto , que tuvo lugar frente a las costas griegas de Naupacto un siglo antes entre naves musulmanas y cristianas. Cada panel está formado por 336 baldosas. En la derecha, un abigarrado conjunto de naves que están a punto de entrar en combate. Son las de la Santa Liga (coalición española, pontificia, veneciana, genovesa, maltesa y saboyana) contra las turcas otomanas. Además de las docenas de barcos y soldados armados hasta los dientes, hay unos textos que informan incluso de la disposición para la batalla de algunas de las naves más importantes y quiénes las comandaban. La armada del turco, que ocupa toda la parte superior, intimida por su número de bajeles, lo que da más valor al coraje de los católicos.
El gran panel de la pared izquierda de la ermita podríamos decir que es un flashback de la anterior escena, pues representa al papa Pío V entregando a Juan de Austria –el personaje arrodillado– la bandera de la Liga para ir al combate, mientras clérigos, nobles y burgueses asisten al acto con cara de preocupación, temiendo la legendaria bravura de las tropas de Alí Bajá.
La capilla del Roser tiene otras zonas de pavimentos, algunos cuatro décadas anteriores a los de los grandes paneles. Pero la singularidad de esta capilla son los grandes cuadros de la batalla de Lepanto.
Al terminar la visita a la Capella del Roser, Valls vale un buen paseo. Esta ciudad de 25.000 habitantes que es cuna de los castells (construcciones humanas de hasta diez pisos de alto) y los calçots (las sabrosas cebollas asadas con sarmientos que se engullen con una rica salsa) es un activo centro comercial y agrícola que cuenta, además, con el campanario más alto de Catalunya, al que se puede subir también concretando una visita con la oficina de turismo para contemplar una buena vista panorámica de parte de la comarca del Alt Camp.
En el casco antiguo, donde los sábados se monta el mercado agrícola semanal, hay que buscar en la esquina de las calles Jueus, Sant Antoni, Simó y Sant Antoni la placa y figura en relieve que recuerda el lugar donde el temible bandolero local Joan Serra fue ejecutado y descuartizado. El salteador del siglo XIX conocido popularmente como La Pera pidió que antes de su muerte le pusieron dos velas a la Virgen del Carmen para rogar por su alma, pero nadie hizo caso del ruego.