Ruta por Hungría en coche (en 13 consejos)

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Más allá de su capital, Budapest, el país magiar está salpicado de ciudades asombrosas, palacetes, castillos, lagos termales y delicioso gulash

Ya puedes empezar a planear tu próxima escapada aquí

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Paisaje del lago Balaton en Hungría

gehringj / Getty Images/iStockphoto

Si miramos en un mapa, Hungría se encuentra en el mismísimo centro de Europa, rodeada por los Alpes, los Cárpatos y los Alpes Dináricos. Se trata de uno de los países más antiguos del continente europeo: fue fundado en el año 896, y a pesar de todo, es uno de los territorios más desconocidos para los turistas, a parte de la acaparadora belleza de Budapest, la capital, que es sin duda es uno de los destinos turísticos más deseados.

Por ese motivo hemos recorrido el territorio húngaro, para reivindicar que más allá de Budapest hay vida. Realizar esta ruta circular en coche es toda una experiencia, y podemos afirmar dos cosas: una, que es un país realmente barato en comparación con otros de Centroeuropa; y dos, posee un paisaje espectacular: desde las verdes montañas del noroeste, la gran llanura al este, el encanto de sus pueblos medievales, sus frondosos bosques y lagos, y los amplios campos de viñedos.

Volar a Budapest es barato

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Una pareja frente al puente de las Cadenas en Budapest

Oleh_Slobodeniuk / Getty Images/iStockphoto

Ya lo decíamos en la introducción de este artículo: viajar a Hungría es barato. Aunque forma parte de la Unión Europea, no se usa el euro, sino los florines húngaros (aunque en la mayoría de establecimientos sí aceptan el euro), eso hace que los precios se reduzcan bastante. El alojamiento y la comida son de los más económicos de la Europa Central. Y en lo referente a los billetes de avión, las tarifas de los vuelos low cost – principalmente Ryanair y Wizzair – suelen costar menos de 100€ ida y vuelta, sobre todo, en lo que respecta a los próximos cinco meses.

Ruta circular en coche

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Panorámica de Budapest (Hungría)

Flickr / Nicolas Vollmer

El itinerario que hemos diseñado es flexible. Es decir, cada uno lo puede hacer según le convenga. Se trata de alquilar un coche en el aeropuerto (dependiendo de la categoría del vehículo pueden encontrarse por 15 euros al día). Una vez al volante, desde Budapest, hay que dirigirse al noreste hasta la región vinícola de Eger, de ahí hacia el sur hasta la Gran Llanura , para más adelante ascender hasta el Danubio, en el noroeste, y acabar de nuevo en Budapest. Es una ruta larga pero, según del tiempo que dispongas, puedes decidir hacer solo Budapest y los alrededores, o explorar la zona este u oeste, separadas por el río Danubio. La elección es una cuestión de gustos personales.

Budapest, parada obligada

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Los baños Széchenyi en Budapest es uno de los baños con aguas termales más grandes de Europa

Oficina Nacional de Turismo de Hungría

No hay mucho que decir sobre Budapest porque siempre nos quedaríamos cortos. Es el punto de salida y de regreso de esta ruta. Obviamente, si no la conoces, es obligado pasar dos o tres días allí. Es una de las ciudades más interesantes de Europa, ya no solamente por todos los lugares patrimonio de la humanidad con los que cuenta, sino por el admirable barrio de Buda, la avenida Andrássy, la plaza de los Héroes y el Metropolitano del Mileno, sus 80 balnearios, y las Ruin Bars, y así un largo etcétera de opciones.

Las cuevas de Aggtelek

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Cueva Baradla en el parque natural de Aggtelek, Hungría

Govisity.com - Flickr

Pero lo dicho: Hungría no es únicamente Budapest. Ni mucho menos. Si pones rumbo noreste, a unos 235 kilómetros de la capital, tocando casi con la frontera de Eslovenia, nos toparemos con el parque natural de Aggtelek. Allí se oculta el sistema de cuevas más grande de Europa Central, declaradas patrimonio de la humanidad en 1995. Está formado por un total de 280 cuevas de diversos tamaños, de las cuales la más popular es Baradla cuya longitud, junto con la sección eslovaca, supera los 25 kilómetros, siendo la mayor gruta europea de estalactitas. Es posible hacer desde breves rutas a pie de una hora hasta visitas de más de tres horas.

Eger y el ‘valle de las mujeres hermosas’

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Viñedos en Eger, Hungría

aeduard / Getty Images/iStockphoto

Un poco más al sur de Aggtelek, los sibaritas amantes del buen vino pueden encontrar su paraíso. Se trata de la localidad de Eger conocida por el minarete otomano de 40 metros de alto (se otea a lo lejos) y su castillo, pero sobre todo, se ha convertido en la cuna de uno de los vinos más reconocidos del país: el Sangre de Toro, el tinto más famoso de Hungría. Para catarlo gratuitamente, hay que darse una vuelta por los alrededores (al sur) y explorar el ‘valle de las mujeres hermosas’, donde puedes escoger entre más de doscientas bodegas, algunas de las cuales tiene una singular apariencia, ya que están construidas con roca volcánica. Un poco más al este, la región de Tojak es otra de las mecas del vino húngaro.

Hortobagy y los ‘csikós’

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Jinetes en el parque nacional Hortobagy, Hungría

Laszlo Balogh / Reuters

Hacia el sureste, a unos 70 kilómetro, nos adentraremos en el terreno de los csikós , los jinetes húngaros, los habitantes de las grandes llanuras cuyos caballos son el alma del paisaje. Se dice que el origen de los húngaros se cimentó en la conquista a lomos de caballos de la cuenca de los Cárpatos. Tal vez por esa antiquísima relación, los húngaros adoran a estos animales. Para hacerse una idea de esta tradición milenaria (el uso de la tierra para el pasto de animales y el adiestramiento de los caballos) conviene conocer el parque nacional Hortobagy, tal vez el más hermoso del país. Son 800 kilómetros cuadrados de lagos, estepas – muy parecidas a las de Mongolia, por cierto - y bosques. Merece la pena alquilar un carruaje y ver la puesta de sol en una de sus planicies. Por cierto, en el año 2008 este paraje obtuvo la distinción EDEN, que otorga la Comisión Europea, a uno de los veinte ‘Mejores destinos de turismo y patrimonio intangible local’.

La Gran Llanura hasta Pécs

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Ciudad de Pécs en Hungría

JackF / Getty Images/iStockphoto

Pero Hortobagy solo es un reducto y corazón de la Gran Llanura (Gran Alföld). Hay que atravesar el este para alcanzar la población de Pécs, en el sur del país. Antes, hay que hacer un alto en el camino, en el memorial Mohács, donde se llevo a cabo una de las batallas más importantes de la historia húngara, en la que las tropas turcas derrotaron al ejercito magiar. Después de tantos kilómetros se agradece un paseo por Pécs, una ciudad con mucho encanto, con una plaza muy bonita, museos y un gran ambiente nocturno.

Veszprém y baño termal en Héviz

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Veszprém en Hungría

tupungato / Getty Images/iStockphoto

Ponemos rumbo al norte. Nos queda otra larga travesía de unos 150 kilómetros hasta Veszprém y el lago Balatón. A Veszprém se la conoce como la ‘ciudad de las reinas’ ya que allí se coronaron a todas las reinas, y se nota el paso de la historia en cada una de sus calles. Lo más destacable es la catedral de San Miguel (siglo X), y las vistas que hay desde los alto – 48 metros - de Tuztorony (la torre de fuego). Seguiremos visitando los pueblos que hay a las orillas del lago: empezando por Balatonfüred, Tihany y Keszthely, para acabar en el lago termal de Héviz, donde es muy aconsejable (y saludable) darse un baño en sus aguas medicinales.

El lago Balatón

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Lago Balaton en Hungría

alxpin / Getty Images/iStockphoto

Es uno de los mayores atractivos de Hungría. Se trata del lago más grande de Europa central y el lugar elegido por muchos húngaros para escaparse o pasar sus vacaciones de verano. Hay playas artificiales, zonas para practicar vela y una formidable oferta de bares y restaurantes para salir por la noche. En julio se celebra un festival de música electrónica, el Balaton Sound, que atrae a miles de jóvenes de todo el mundo. El paisaje es muy agradecido. Muchos viajeros lo rodean en bici – son unos 200 kilómetros – para contemplar sus espectaculares rincones. El lago se alimenta de las aguas del río Zala, y en la orilla norte se divisan pequeñas montañas en cuyas laderas abundan los viñedos.

El Transdanubio

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Casco histórico de Soprón, Hungría

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El noroeste se sitúa el Transdanubio Occidental, cuya extensión es similar a la de Catalunya. Hace frontera con Eslovaquia, Austria, Eslovenia y Croacia. Es de las regiones más verdes del país con montañas bajas, y el carácter de sus gentes es hospitalario y abierto. Formó parte de la antigua Pannonia romana y no sufrió la ocupación turca, por lo que conservan muchos vestigios de esa época, y también iglesias góticas y castillos barrocos. No hay que perderse cuatro lugares: el castillo de Nádasdy, en Sárvár; Kószeg, uno de los pueblos más bonitos; el casco histórico de Soprón; y, por último, es palacio Eszterháza en Fértöd.

La abadía de Pannonhalma

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Abadía Pannonhalma en Hungría

markborbely / Getty Images/iStockphoto

Algo más hacia el este, dirección Budapest, punto y aparte merece la abadía de Pannonhalma (año 996). Una maravilla que se abre en medio de un bosque de acacias y robles, declarada patrimonio de la humanidad en cuyo interior se esconde un enorme tesoro en forma de biblioteca – del siglo XI - con 300.000 volúmenes, algunos de ellos incunables. Algo más allá, otra posible parada es Gyor, ‘la ciudad de las aguas, cuyo sobrenombre le viene porque es el punto donde confluyen el río Danubio, el Raba y el río Mosoni-Duna.

Los meandros del Danubio

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Szentendre es una colorida aldea húngara

Bence Bezeredy / Getty Images

El tramo final de esta ruta en coche nos transporta a lo largo de los meandros que deja atrás el curso del río Danubio, en la frontera con Eslovaquia. Es una formidable manera de acabar el viaje, ya que el entorno es precioso. Aproximadamente a 20 kilómetros de la capital, Budapest. Ahora simplemente hay que dejarse llevar por la carretera con el único objetivo, eso sí, de detenerse y visitar las tres principales ciudades de la zona: Esztergom y su imponente catedral; Visegrad y su ciudadela y Szentendre con el encanto de sus casitas de colores y sus calles empedradas.

Despedirse con un gulash

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El plato típico de Budapest es el 'goulash'

Flickr / James

No nos podemos marchar de Hungría sin probar un plato de gulash (gulyásleves); una especie de estofado o guiso de carne de buey, acompañado de cebollas y pimiento paprika, tradicionalmente cocinado sobre una hoguera. Su nombre proviene de los gulyás o pastores de la Gran Llanura húngara, que solían comerlo en sus largas travesías mientras cuidaban del ganado. Si quieres probarlo, un restaurante con excelentes críticas es Hungarikum Bisztro (Steindl Imre u, 13), ubicado cerca de la catedral de San Esteban, y en el que bordan el gulash más tradicional.

Hungría

Un país realmente barato

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