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Siete razones para visitar Dubái, la perla del golfo pérsico

La ciudad de los récords

La ciudad de los rascacielos también esconde atardeceres de infarto en el desierto y paseos en barcos tradicionales por menos de un euro

A la derecha, el Burj Kalifa, el edificio más alto del mundo con 828 metros

RobertBreitpaul / Getty Images/iStockphoto

Es la ciudad de las luces y el lujo. Del polvo del desierto y el humo de una shisha. De la eterna calima, los dulces dátiles y el café especiado con azafrán y cardamomo. De halcones y camellos. De edificios imposibles hechos realidad, de construcciones inacabadas entre interminables rascacielos. De los récords alcanzados y otros tantos por alcanzar. Del futuro en el presente. Es la perla del Golfo Pérsico: Dubái.

Una neblina de salitre y arena del desierto da la bienvenida al viajero en un aeropuerto fiel al carácter del destino. Situado al norte de la ciudad, no hay un solo rincón del aeródromo que no brille, entre suelos relucientes, columnas de espejos y techos sobre iluminados. A la llegada al control de pasaporte, ellos visten de blanco, ellas de negro. Son las típicas vestimentas de los dubaitíes, y la única manera de diferenciarlos del cerca del gran volumen de expatriados -del 80%, según apuntan fuentes no oficiales- que residen en la capital del emirato, con una población total de 3,2 millones.

El Creek y sus zocos

Cruzar el emblemático Creek de Dubai es posible en abra, una tradicional embarcación

balipadma / Getty Images/iStockphoto

Dicen que cuando a alguien de Dubái le preguntan por el lugar más emblemático de la ciudad, la respuesta siempre es el Creek. Fue en esta ría natural donde en 1833 el líder de la tribu Bani Yas, Maktoum Bin Butti, declaró la independencia de la región respecto a Abu Dabi. A lo largo del siglo XX, se convirtió en símbolo del próspero comercio de la zona. Su mayor atractivo es navegar por sus aguas en abra, una tradicional embarcación en la que, por tan sólo un dirham (25 céntimos de euro), el viajero puede trasladarse hasta el zoco de las especias. Aquí se mezclan aromas de cardamomo y azafrán, con toques de canela, nuez moscada y varias clases de currys, e incluso incienso y hierbas medicinales y otros olores desconocidos hasta el momento para algunos viajeros.

A unos diez minutos, se encuentra el zoco del oro, otra de las mayores curiosidades de la capital dubaití. En su entrada principal una de las joyerías exhibe ‘La estrella de Taiba’, el anillo de oro más grande del mundo. Pesa más de 60 kilos y es tan sólo una muestra de la ostentación del lugar. Hay que volver a tomar un abra para cruzar el canal y visitar el último de los zocos: el de las telas. La mayoría de sus productos son de influencia hindú, y sus ajustados precios suelen sorprender al viajero.

El rascacielos más alto del mundo

El Burj Kalifa es el edificio más alto del mundo, con 828 metros

JDgromov / Dubai Tourism

Pero si por algo es conocido Dubái, es por sus rascacielos. Todos reflejan los rayos del sol en sus fachadas y decenas de grúas asoman entre esqueletos de otros edificios a medio construir. Los orígenes de estas gigantescas construcciones se remontan hasta el 1979, cuando se inauguró el Dubái World Trade Center, el primer edificio alto de la ciudad. Pasaron 20 años hasta que otro jeque se atreviera a hacer un edificio más alto, por el temor de la gente a que sus valores religiosos se vieran corrompidos al emular un estilo de vida occidental. La animadversión de los locales por estas construcciones no ha cambiado y la mayoría de ellos evita residir en las alturas. Puede que este sea el motivo por el que las casas nacionales (esas que el reino entrega a los hombres dubaitíes al cumplir la mayoría de edad) sólo tienen dos pisos.

Varios turistas en la planta 124 del Burj Kalifa, el edificio más alto del mundo

Miriam Elies

Entre esta selva de gigantescas construcciones hay que forzar la vista para divisar la aguja que corona el edificio más alto del mundo: la torre Jalifa. Con 828 metros de altura, fue construido en tan sólo seis años y su interior alberga el mirador At the Top, situado en las plantas 124 y 125. Subir a él cuesta 149 dirhams (unos 37 euros) y muy poco tiempo, puesto que sus ascensores alcanzan una velocidad de 10 metros por segundo. Es tanta la altura que el paisaje, a vista de pájaro, parece irreal.

… y el centro comercial más grande

Las fuentes del Dubai Mall desde lo alto del Burj Kalifa

eli_asenova / Getty Images/iStockphoto

A sus pies se encuentra otra construcción de récord, el Dubái Mall. Su millón de metros cuadrados –lo equivalente a 200 campos de fútbol- lo convierten en el centro comercial más grande del mundo. Entre sus más de mil tiendas pueden encontrarse desde un gigantesco acuario hasta una pista de hielo. Cada tarde, cuando el sol se despide con sus últimos rayos a las 18.00 horas, las fuentes del ‘mall’ acogen un breve espectáculo de luces gratuito al ritmo de la música, primero con notas locales, después con ritmos de carácter más internacional.

Un edificio construido para contemplar la ciudad

El Dubai Frame alberga un mirador desde el que se puede observar la parte antigua y nueva de la ciudad

PAVEL.ERYSHEV@GMAI.C0M / Dubai Tourism

La ostentación del emirato queda reafirmada con el Dubái Frame , un edificio elevado única y exclusivamente para contemplar las vistas de la ciudad. Entre la parte nueva y la parte antigua de la metrópolis, subir sus 50 pisos de altura y desfilar sobre el transparente pavimento del mirador cuesta 50 dirhams, unos 13 euros.

Una isla artificial con forma de palmera

La isla Palm Jumeirah, en Dubai

Dubai Tourism

Sin duda otra de las construcciones faraónicas más destacadas de Dubái es The Palm Jumeirah, una gigantesca isla artificial en forma de palmera construida en las aguas del Golfo Pérsico. Sobre uno de sus dátiles se erige el Dukes The Palm, a Royal Hideaway Hotel, donde sus huéspedes pueden flotar en las saladas aguas de su playa privada o nadar en la piscina ‘infinity’ con vistas a las exclusivas villas y los rascacielos del Dubái Marina y al distrito financiero. De carácter inglés, en su Dukes Bar se puede degustar el cóctel Vesper, el mítico Martini de ‘007’ que James Bond siempre pedía “shaken not stirred” (“agitado, pero no revuelto”). Hospedarse en él cuesta desde unos 90 euros la noche, según la temporada.

La piscina infinity del Hotel Dukes The Palm, en la famosa isla artificial con forma de palmera, con vistas al distrito financiero de Dubái

LV

Las dunas del desierto de Margham

Entre tanto récord a cargo de la intervención del ser humano, Dubái esconde una joya que ningún viajero debería pasar por alto: la reserva natural del desierto de Margham. A una hora de la ciudad, unos 65 kilómetros, sus dunas son una auténtica atracción para recorrerlas a bordo de un 4x4 por un precio de unos 200 dirhams (alrededor de los 50 euros). Una vez desinfladas las ruedas y abrochados los cinturones, el recorrido arranca por un camino de arena llano desde el que se divisan algunas cabras que buscan refugiarse en la sombra de los arbustos. “También hay serpientes y escorpiones”, advierte el conductor. La adrenalina se dispara cuando, a toda velocidad, el vehículo trepa por la ladera de una duna hasta llegar a la cresta y desciende para enfilarse a otro montículo. Contemplar el rojo atardecer desde lo alto de una de las dunas es una experiencia única.

Jeeps en el desierto de la reserva natural de Margham, en Dubái

Dubai Tourism

El próximo récord: la Expo Universal de Dubái 2020

El próximo récord será la gigantesca noria que perfilará el nuevo skyline de la ciudad, y aún más grande que el London Eye. Está previsto que se inaugure con la apertura de -como no podía ser de otra manera- otro gran récord, la Expo Universal de Dubái 2020. Será la primera en una nación árabe y la más grande de la historia, con un pabellón por cada uno de los 192 países participantes. Una de las mayores curiosidades será el pabellón de Emiratos Árabes Unidos, cuya estructura simulará las plumas de un halcón, símbolo de los siete emiratos. Su diseño ha sido obra del arquitecto valenciano Santiago Calatrava.

El príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed bin Salman y el príncipe heredero de Dubái, Hamad Bin Hamdan Al Nahyan, visitan la Expo de Dubái 2020

dpa / EP

El espacio estará dividido en tres distritos: oportunidad, sostenibilidad y movilidad, y cada pabellón contará con una arquitectura diferente. El de Japón estará inspirado en el arte del origami, el de Reino Unido en la ciencia de Stephen Hawking… en el caso de España, estará basado en el legado de Al-Andalus y tendrá 17 carpas en forma de cono que funcionarán como chimeneas solares para lograr una ventilación natural y que el aire fresco se mantenga en el interior. Y todo bajo un mismo lema: “Connecting minds, creating the future” (“Conectando mentes, creando el futuro”). O lo que es lo mismo: el futuro, en el presente de Dubái.

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