Terminar la Transpirenaica en el Cantábrico pasando por tierra de brujas
Sobre dos ruedas
Los paisajes del Pirineo navarro son espectaculares para recorrerlos en moto
El pueblo de Zugarramurdi es conocido por la quema de brujas por parte de la Inquisición en el s.XVII. También, por la película de Álex de la Iglesia, Las brujas de Zugarramurdi, de 2013. Lo que quizá se sabe poco, es que durante 25 años, los doscientos vecinos del pueblo organizaron una macro fiesta anual en las cuevas, que llegó a recibir a más de diez mil personas que acudían desde diferentes puntos de España y de Europa. Llegó un momento, dicho por los propios vecinos, que murieron de éxito, y muy a pesar de los beneficios económicos que la fiesta traía a las arcas del pueblo, decidieron clausurarla. Una pena no haberla conocido.
Terminé el capítulo anterior en Canfranc, en pleno Pirineo aragonés. Hoy voy a recorrer parte del navarro y los últimos kilómetros vascos hasta llegar al Cantábrico, y terminar esta particular Transpirenaica. Y como siempre, en todos estas semanas anteriores, intentando buscar historias o lugares curiosos que me distraigan y me enseñen cosas más allá del disfrute de la moto, los paisajes y los caminos.
Desde la selva de Irati parto hacia Francia por una carretera estrecha que pasa por la antigua fábrica de armas de Orbaizeta, un buen lugar donde hacer una parada y echar una ojeada. Unos kilómetros de pista después, con alguna sorpresa, un paseo por asfalto revirado, por el país vecino, y de nuevo en España intento encontrar una antigua base militar estadounidense, ubicada en el alto de Gorramendi. Queda poco de aquello, por no decir nada, pero el camino hasta el pico donde se ubicaron en su día las antenas, bien merece la pena el desvío.
Desde Gorramendi me dirijo a Zugarramurdi, último punto de interés antes de llegar al cabo Higuer, ya en el Cantábrico, y terminar este viaje por el Pirineo. Espero que os haya gustado.