Sin impuestos ni ley, así es la ciudad libre de Christiania
Copenhague
Más de mil personas conviven de forma alternativa en una peculiar urbe construida en el corazón de la capital danesa
Copenhague esconde un barrio desconocido para muchos viajeros que llegan por primera vez a la ciudad. Repleto de construcciones multicolor y con una forma alternativa de vivir, Christiania se describe a sí misma como una fristaden (“ciudad libre” en español) en la que sus habitantes viven libres de impuestos, sin suministros eléctricos ni de agua.
Levantadas a partir de todo tipo de materiales reciclados, sus extravagantes casas contrastan con el sobrio y minimalista estilo danés. Las viviendas nunca se cierran porque sus habitantes no creen en la propiedad privada. Y es que vivir en Christiania es compartir y, de hecho, si alguien pasa más de seis meses fuera del hogar, al volver lo va a encontrar ocupado.
La policía no tiene autoridad en el barrio y sólo entra si hay alguna emergencia. Por este motivo, paseando por la calle Pusher, a parte de puestos de comida y de souvenirs, pueden verse paradas de venta de drogas. La marihuana y el hachís no están prohibidos en el lugar y se exhiben sin ninguna restricción.
Situada en una ubicación privilegiada en el centro de Copenhague, esta urbe alternativa empezó a construirse en 1971 cuando un grupo de jóvenes ocupas se instaló en la base militar abandonada del barrio de Christianshavn.
Actualmente, Christiania congrega a una población de unas mil personas procedentes de diversas partes del mundo, en una extensión de 34 hectáreas. Su símbolo es una bandera roja con tres puntos amarillos colocados de forma lineal.
Basándose en la autogestión, el núcleo se sostiene a partir de placas solares y otros elementos que le permiten generar energía propia. Al margen de la ley, y con la única premisa de respetar a los demás, sus habitantes siguen cuatro directrices: no consumir drogas duras, no llevar armas, no acampar y no buscar peleas.
La ciudad promueve la igualdad, otorgando la misma importancia a cualquier individuo, y la ecología, comiendo sólo lo que ellos mismos cultivan o crían. Además, situada cerca del lugar dónde nació la famosa Carlsberg, Christiania elabora su propia marca de cerveza ecológica, la Økologisk Christianias Thy Pilsner.
Sus calles no están asfaltadas y en su interior no se permite la circulación de coches, sólo de bicicletas. Unos transportes que han sido adaptados por los christianitas, dando lugar a las famosas christianiabikes , unas bicicletas con una cesta de madera en la parte delantera usadas en todo el país para transportar a los niños.
Considerado territorio fuera de la Unión Europea, su salida despide al visitante con el mensaje escrito en inglés de “You are now entering the EU” (“Tú estás ahora entrando en la Unión Europea”). Aunque por ahora el barrio resiste, está permanentemente en el punto de mira del gobierno y en cualquier momento podría ser desmantelado.