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Cinco pueblos de Andalucía para perderte esta primavera

Propuestas

Los días largos y las temperaturas más agradables invitan a descubrir sin prisas rincones con encanto

Mijas, en la Costa del Sol

amoklv / Getty Images/iStockphoto

La primavera ha llegado para quedarse y con ella los días más largos y las temperatura agradables que invitan a salir de casa. Es, sin duda, un buen momento para desenterrar deseos aparcados y ponerse en marcha para disfrutar de instantes de paz y tranquilidad.

Andalucía atesora mil y un rincones en los que perderse; mil y un pueblos con encanto que te permitirán desconectar de la rutina diaria. Puedes lanzarte a descubrirlos sin un plan establecido, aunque, si lo precisas, echa mano de alguna de estas propuestas. Son cinco pueblos que, por su singularidad, merecen una visita. Toma nota.

Grazalema, Cádiz

Grazalema, Cádiz

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Grazalema es uno de los pueblos más pintorescos de la ruta de los Pueblos Blancos del noreste de la provincia de Cádiz. Enclavado en pleno corazón de la sierra del mismo nombre, posee una riqueza arquitectónica envidiable, con un casco histórico que combina en sus estrechas callejuelas de entramado árabe, casas de paredes blancas de las que cuelgan macetas de claveles y geranios y tejados a dos aguas, y las edificaciones monumentales. Pasear resulta toda una revelación y contemplar las vistas desde alguno de sus miradores, todo un regalo para la vista.

Seguramente te sorprenderá saber que la sierra de Grazalema es el área con mayor índice de precipitaciones de España, con una media de 2.200 litros de lluvia por m2, por lo que su vegetación es envidiable. El lugar, que ha sido declarado reserva de la biosfera, cuenta con cerca de 20 picos de más de 1.000 metros de altitud lo que abre mil y una posibilidades a los amantes de la naturaleza.

Órgiva, Granada

Órgiva, en la Alpujarra granadina

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Aunque no alcanza los seis mil habitantes, Órgiva se erige como la capital de la Alpujarra Media, en la provincia de Granada, una localidad a la que se accede por una carretera serpenteante junto al río Guadalfeo. Por encima de sus casas encaladas sobresalen las torres gemelas de la iglesia de Nuestra Señora de la Expectación, que se vislumbran desde cualquier punto del pueblo.

Órgiva atesora un pasado en el que se entremezclan raíces griegas y moriscas. Y es que precisamente este pueblo fue el retiro de Boabdill, el último rey musulmán antes de la Toma de Granada. De aquí surgen caminos que conducen a las aldeas y pueblos más recónditos de la Alpujarra, una de las zonas más recomendables del parque natural de Sierra Nevada.

Frigiliana, Málaga

Una de las calles de Frigiliana (Málaga)

Flickr / Keith Roper

Frigiliana, de calles estrechas y sinuosas y casas encaladas, es uno de los Pueblos Blancos malagueños que conservan mejor su esencia morisca. Situado en la comarca de La Axarquía, un pequeño rincón salpicado de olivos, almendros y viñedos, y a seis kilómetros de las playas de Nerja -la localidad que se hizo famosa en su día por ser escenario de Verano Azul- es un rincón perfecto para escapar del bullicio de las localidades costeras.

Entres sus edificaciones más emblemáticas destacan la iglesia renacentista de San Antonio de Padua, la fuente Nueva, del siglo XVII, y la ermita del Ecce Homo. En la visita a Frigiliana se impone también un paseo por el jardín botánico y ¿cómo no? una incursión gastronómica saboreando algunos de sus platos típicos, como las migas, las recetas con miel de caña o el choto frito.

Mijas, Málaga

Una calle típica de Mijas

amoklv / Getty Images

A un centenar de kilómetros de Frigiliana y a poco más de media hora de Málaga, Mijas te sorprenderá. A pesar de hallarse en plena Costa del Sol, la localidad -y en especial su núcleo urbano más elevado, denominado Mijas Pueblo- ha sabido conservar su carácter y su belleza.

Cuenta, como no podría ser de otra manera, sobre todo en su parte histórica, con establecimientos dedicados al turismo, como tiendas de souvenirs o locales en los que comer alguna de las especialidades locales, sin que ello suponga una distorsión en el conjunto. Posiblemente te extrañe descubrir que por sus calles todavía circulan los denominados burros taxi, équidos que pasean sobre sus lomos a turistas, una tradición considerada por muchos un anacronismo que se remonta a mediados del siglo pasado.

Chiclana de la Frontera, Cádiz

Playa de la Barrosa, en Chiclana de la Frontera

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La última de nuestras cinco propuestas tiene nombre de playa. Y es que los 260 kilómetros de litoral gaditano, conocido también como Costa de la Luz, es un auténtico regalo para cualquiera que guste de disfrutar del sol y de la buena vida. La zona cuenta con rincones paradisíacos, como la playa de la Barrosa, un arenal de Chiclana de la Frontera que suele aparecer invariablemente en las listas de las preferidas por los turistas. Y no es de extrañar.

Se extiende desde el islote de Sancti-Petri hasta la torre del Puerco. Además de arena fina y dorada y aguas templadas, en sus ocho kilómetros los bañistas podrán disfrutar de todo tipo de servicios, todo un placer para quienes deseen aprovechar los primeros rayos de sol de la primavera.

Son cinco pueblos que, por su singularidad, merecen una visita