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La Venecia romántica: cómo disfrutarla en pareja

San Valentín

Ideas irresistibles para que aparezca el amor con más fuerza si cabe: rincones, restaurantes, cafés y visitas que no te puedes perder

Una góndola en un canal de Venecia

jgroup / Getty Images/iStockphoto

Venecia consta en casi todas las listas de ciudades más románticas del planeta. París, Praga o Florencia siempre la acompañan. Por algo será. Hay algo mágico en sus atmósferas. Venecia es un viaje imprescindible para amantes, enamoradizos o almas sensibles.

De hecho, cuando nos sumergimos en un proceso de enamoramiento, viajar siempre es una magnífica decisión para aumentar la intensidad en la pareja. La química se dispara. La idea de escaparse con otra persona a un destino desconocido, hacer las maletas para compartir unos días, construir recuerdos comunes, pasar la noche en un hotel...

Amanecer desde el puente de la Academia, en Venecia, Italia

Eloi_Omella / Getty Images/iStockphoto

Por eso, si quieres conquistar el corazón de tu pareja y estás dudando en qué destino escoger, de entrada te proponemos que sea Venecia. Y si finalmente decides que sí que sea la ciudad de los canales, te voy a proponer algunas ideas irresistibles para que aparezca el amor con más fuerza si cabe: rincones, restaurantes, cafés, visitas que no te puedes perder. Toma nota:

La primera impresión engancha

Al llegar a Venecia, aconsejo fervientemente dar un paseo de dos horas en un barco (se llama Alilaguna y es la línea naranja) que va desde el aeropuerto Marco Polo hasta el centro de Venecia, concretamente a la plaza San Marcos. Es una magnífica manera de entrar por primera vez en esta maravillosa ciudad, sobre todo si es al anochecer. Dicen que la primera impresión es la que vale. Pues ésta es inmejorable, te enganchará para siempre. Eso sí, al volver, tal vez sea mejor coger el bus, puesto que cuesta la mitad.

El corazón está en la plaza de San Marcos

En Venecia todo se inicia en la plaza de San Marcos, en el centro histórico (centro storico). Está considerada el corazón y fue nombrada por Napoleón Bonaparte como “el salón más bello de Europa”. Ahí podrás ver la basílica de San Marcos (principal templo católico de Venecia; es interesante ver el interior) y la torre dell´Orologio (una torre con un reloj astronómico).

Plaza de San Marcos en Venecia

JaCZhou / Getty Images

Haz una parada en tu recorrido y come en Il Caffé Florian, que fue fundado en 1720 y se trata del café más antiguo de Italia. Además, si buscas algún recuerdo, tiene una tienda de porcelana, vajillas y otros productos artesanales.

En góndola bajo el puente de los Suspiros

Puede que sea un cliché, pero no te puedes marchar de Venecia sin antes subir a una góndola. Y menos si lo que buscas es enamorar a tu pareja, claro. Todo un símbolo en la ciudad de los canales y del romanticismo en general. Venecia es un archipiélago, por lo que no existe una manera más agradable y original de moverse. Lo ideal es hacer un recorrido por el Gran Canal y que incluya el trayecto bajo el puente de los Suspiros.

Puente de los Suspiros en Venecia

efired / Getty Images

Es cierto que el origen de este puente no tiene nada que ver con el amor –más bien al contrario: era una prisión-, pero por la razón que sea se creó una leyenda local que dice si dos amantes se besan al atardecer en una góndola cuando pasan por debajo al son de las campanas del Campanile di San Marco serán bendecidos con el amor eterno. Vale la pena probarlo, por si acaso. Sea como sea, eso sí, recomiendo ir a buscarlas lejos de las zonas turísticas, ya que son un pelo más baratas y probablemente no encontrarás tanto tráfico. Y, por supuesto, no dudes en regatear con el gondolero.

Perderse por sus callejuelas de Dorsoduro

Un buen plan en esta ciudad es caminar, escaparse, encontrar rincones solitarios, ocultarse en el silencio de sus estrechas calles, vivir la intimidad. Para eso hay que salir de los circuitos turísticos, lo cual –aviso– no es fácil. Pero hay que intentar vivir Venecia sin prisas. Pasear, contemplar, dejarse llevar, perder la noción del tiempo. Andar por el gueto judio en Cannaregio o la Scola Spagnola, por ejemplo...

Antiguas casas residenciales del barrio de Dorsoduro, en Venecia

efesenko / Getty Images

Luego tampoco hay que olvidar el barrio de Dorsoduro. Está al lado del Gran Canal y es como un entrañable pueblecito repleto de tranquilidad. Para el que le interese parar un ratito, tiene algunos bares y restaurantes que valen mucho la pena, un poco como Shoreditch en Londres, donde todo el mundo toma algo en las terrazas de pequeños cafés.

Unos vinos, Spritz y aperitivo

Una de las experiencias más interesantes de Venecia es sentarse en una terraza y observar la vida de la ciudad. Una excelente opción es elegir una ostería. Alle Trestiere es una sugerencia interesante para comer. Están especializados en marisco y forman parte de los mejores restaurantes de la Guía Michelin. Van por allí muchos venecianos, lo que le da un toque muy local.

La revista Time Out dice que se trata de “uno de los lugares más potentes y de moda para comer en la ciudad”. Eso sí, para tener una experiencia veneciana en toda regla se debe pedir un Spritz -es un clásico-, es una mezcla de vino, Aperol (dulce) y Campari (amargo) con un poco de agua mineral o soda. Pero si tienes el morro fino y quieres tirar la casa por la ventana (todo por amor), reserva en Osteria da Fiore, que ostenta una estrella Michelin.

Un aperitivo con Spritz, un clásico en Venecia

John Cartwright / Getty Images/iStockphoto

Por amor al arte

No hay ninguna duda de que el arte inspira el alma. Aporta emociones. Por eso es recomendable buscar una buena exposición. Y en Venecia precisamente no escasean. Hay muchísimas galerías de arte, pero a mi me gustó especialmente la Peggy Guggenheim Collection, que aloja obras maestras de Picasso, Duchamp y muchos otros nombres trascendentales de la pintura Europea. Está privilegiadamente situada en el Gran Canal.

La historia de este museo también es muy curiosa: la colección procede de obras que Peggy Guggenheim trajo a Venecia después de que su padre muriera en el Titanic. Pero si prefieres el arte más clásico, las obras maestras del pintor veneciano Tiziano son una opción a tener muy en cuenta. La Chiesa dei Frari – iglesia gótica -, en el barrio de San Polo, es una galería muy bien reconocida.

Museo Guggenheim en Venecia

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Atardecer en el Ponte Rialto

El puente Rialto es el más antiguo del Gran Canal. Se construyó en el año 1588 para sustituir al anterior, que era de madera (1250). Es una reliquia histórica. De hecho, en su momento fue durante lustros el centro económico de la ciudad. Vale la pena subir y asomarse al Gran Canal al atardecer.

Las aguas resplandecen cuando se pone el sol y se te pone la pie de gallina. Es majestuoso. También es una opción a considerar para ir de tiendas: Cruzando el Rialto, está el mercado donde se venden frutas y verduras, o la Strada Nova, que es la calle por la que te recomiendo dar una vuelta y ver tiendas de todo tipo, desde regalos artesanales, cadenas de moda y marcas internacionales hasta pequeñas boutiques.

Una góndola navegando por el Gran Canal en frente del Puente Rialto

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Cenar a la luz de las velas

En Venecia hay muchísimos restaurantes. Y muy buenos. Si tuviera que aconsejar uno para ir con tu novio, mujer o amante, sería Danieli (Castello 4196 Riva degli Schiavoni, 30122). Ya no es porque se coma de fábula, que es así, que se come una pasta que quita el sentido... sino porque cuentan con la mejor terraza de la ciudad. O la más romántica, que en este caso es lo mismo.

Ahora bien, ojo : puesto que no es nada fácil conseguir mesa (sobre todo en fechas como el Carnaval). Una vez te den mesa, lo que sí tienes es una decoración muy bonita: no os faltarán ni las flores ni las velas. Sin embargo, si lo que te va es una humilde pizza como dios manda, pon rumbo Al Nono Risorto (Sotoportego de Siora Bettina, 2338) un lugar muy concurrido y bullicioso pero los precios son muy razonables.

Excursión a Murano

Murano es una de las muchas islas que hay en la laguna de Venecia. Es como una Venecia en miniatura. Es realmente agradable, y muy auténtica. Cuenta también con canales, con palacios, preciosas iglesias (especialmente la de Santa María y San Donato, del siglo XI). Se llega en Vaporetto (cuesta 20€) y tardan unos 10 minutos en alcanzar la isla.

Coloridas casas de pescadores en la isla de Burano, Venecia

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Tiene su interés visitar la fábrica de vidrio. De hecho es posible apuntarse a una clase demostración de cómo se hace el cristal y luego acercarse a alguna de las tiendas y comprar alguna muestra de recuerdo. Media hora más en vaporetto está Burano. También es una delicia de islita. Es un plan muy tranquilo, donde merece la pena darse una vuelta por sus coloridas casas de pescadores.

La noche veneciana con un Bellini

La verdad es que no se habla mucho de la noche veneciana. Y es muy tentadora. Hay mucho que ver. De entrada una magnífica sugerencia es tomarse una copita en Harry’s Bar (Sestiere San Marco 1323), que era el lugar favorito para ir a beber de Charlie Chaplin y Ernest Hemmingway, y es el lugar de nacimiento de los famosos cócteles Bellini. Esta bebida fue bautizada por el pintor veneciano del siglo XV Giovanni Bellini.

Luego una manera muy romántica de despedirse de Venecia es asistiendo a una ópera en el prestigioso teatro de La Fenice, donde se han estrenado algunas de las piezas más apasionadas de Italia.

Este artículo es fruto de la colaboración entre La Vanguardia.com y Travelzoo, portal especializado en ofertas de viajes. Puedes acceder a Travelzoo aquí.

Harry's Bar, lugar de nacimiento de los famosos cócteles Bellini

Felix Haslimeier