Rutas, caminos y leyendas en Irlanda del Norte
Propuestas
El recorrido nos lleva a descubrir sus paisajes, su esencia cultural y una gastronomía en pleno auge
Llegamos a la Calzada del Gigante inmersos en una ola de calor que intensifica el verde de los acantilados sobre el mar. Las columnas de basalto creadas por el enfriamiento de lava hace sesenta millones de años resplandecen ahora bajo nuestros pies, invitándonos a recorrer este espectáculo natural único en todo el mundo.
Como buena tierra de leyendas, también la creación de esta calzada tiene una historia mitológica: se dice que el gigante escocés Benandonner destruyó la calzada cuando descubrió que su contrincante, el gigante irlandés Finn McCool, era mucho más grande que él. De hecho, había caído en una trampa: Oonagh, la mujer de Finn, lo había disfrazado de bebé para que Benandonner pensara que era mucho más grande que él. “Tal vez no somos los más fuertes, pero sí los más creativos”, dice un dicho de estas tierras.
Y es precisamente esta imagen, la de la creatividad de los norirlandeses, la que nos acompaña durante todo el viaje a este país repleto de historias y leyendas, que actualmente se está convirtiendo en un hub gastronómico al que tener muy en cuenta. Pero, antes de ponerse a degustar todo lo que Irlanda del Norte puede ofrecernos, merece la pena dar una vuelta por los paisajes del norte, que hoy en día están íntimamente ligados a otras leyendas, en este caso televisivas, protagonizadas por las familias Lannister y Stark.
De isla en isla
El puente Carrick-a-rede, situado a 25 metros sobre el mar, se ha convertido en una de las atracciones turísticas más importantes del norte del país. Durante más de trescientos años, los pescadores de salmón utilizaban una versión rudimentaria de este puente colgante para ir a trabajar a la cercana isla de Carrick. Cruzar sus veinte metros de largo promete ser una experiencia inolvidable (es mejor ir el primero en la fila para no notar tanto el movimiento ondulante) y nos acerca a la historia de un pueblo pescador que venera sus tradiciones.
Dedicad aquí un momento a disfrutar de un paisaje que parece sacado de una película de aventuras, con montañas de picos redondos formados por tapones volcánicos. Al fondo, si el día es soleado, se puede llegar a ver la isla de Rathlin e incluso la cercana Escocia.
Siguiendo por la carretera costera del condado de Antrim pasamos por el castillo Dunluce (el de los Greyjoy de Juego de Tronos), el normando castillo de Carrickfergus y los pintorescos pueblos de la costa. En el camino también pasamos por Larne, algo así como el Lepe español, cuyas bromas nos muestran algo muy típico de la cultura norirlandesa: el slagging, tomadura de pelo, un hábito muy arraigado entre sus ciudadanos que hace que, muchas veces, no sepamos si hablan en serio o en broma. De hecho, se dice que, en Irlanda del Norte, la amistad no se demuestra con halagos, sino con la capacidad de tomarse bien las tomaduras de pelo.
Una capital muy cultural
Una buena manera de aprender más sobre las tradiciones de Irlanda del Norte es visitar uno de los museos con más encanto del país, situado a las afueras de Belfast. Se trata del Folk Museum, un museo al aire libre donde se reúne una treintena de edificios tradicionales (algunos de ellos originales) que ilustran la vida rural norirlandesa de principios del siglo XX. También podemos descubrir oficios tradicionales y maquinaria de la época, en una excursión que nos da otra perspectiva del país y de su gente. Otro lugar que también indaga en la cultura de raíces irlandesas es el centro Chultúrlann de Belfast, con una librería especializada, un bar y exposiciones de arte gratuitas.
Pero si vuestra visita es breve, el museo esencial de la capital es, sin duda, Titanic Belfast, un edificio de seis plantas donde podemos aprender sobre el contexto histórico de la construcción del famoso barco, los materiales que se utilizaron, la gastronomía que había a bordo o el impacto del hundimiento, entre otras muchas informaciones exhaustivas. Un museo impresionante al que hay que dedicarle varias horas (por lo menos tres), cuya entrada nos da la opción de visitar por dentro el barco de vapor y antiguo transbordador Nomadic, conocido como “el hermano menor del RMS Titanic” y la última nave de la línea White Star.
Otro museo recomendable es el Ulster Museum, ubicado en los Jardines Botánicos de Belfast, que acoge diversas exposiciones temporales -nosotros vimos un sorprendente tapiz de lino de 77 metros donde se habían bordado las siete temporadas de Juego de Tronos- y elementos ya clásicos, como una momia, esqueletos de dinosaurios u objetos de La Girona, el galeón de la Armada Invencible que se hundió en costas norirlandesas. Por último, una visita a la antigua cárcel Crumlin Road, reconvertida ahora en museo, nos permite conocer de cerca la historia de los delincuentes más famosos del país.
Placeres gastronómicos
Si tanta cultura os abre el apetito, estáis de suerte: este es un país que, cada vez más, muestra sus habilidades culinarias al mundo con diversos platos propios que merece la pena degustar, además de deliciosas variaciones y fusiones de platos tradicionales de países cercanos como Irlanda e Inglaterra.
Irlanda del Norte es uno de los países del mundo donde más té se consume
Un ejemplo de especialidades autóctonas son los fifteen , unos contundentes dulces cuya receta incluye quince nubes (sí, las chucherías), quince galletas digestive y quince cerezas glaseadas mezcladas con leche condensada y coco deshidratado. Una locura gastronómica que veréis en la mayoría de las cafeterías del país y que recomendamos degustar con una taza de té local -Irlanda del Norte es uno de los países del mundo donde más té se consume, después de Turquía-.
Entre las empresas locales que producen esta popular infusión encontramos Suki Tea, SD Bells y Thompson’s Tea, con su célebre marca Punjana, todas ellas con una marcada filosofía sostenible. La cultura del té, además, está tan arraigada en la cultura popular que la frase “Let’s make a cup of tea” también es sinónimo de hablar, de descansar o de reconfortarse en momentos difíciles.
Desayunos contundentes
Otro de los platos imprescindibles de la gastronomía norirlandesa es el Ulster Fry , un calórico desayuno que incluye salchichas, tomates, huevos, setas y pudding negro (un tipo de morcilla), todo frito y acompañado de dos panes muy particulares: el potato farls (pan de patata) y el soda bread , creado en el siglo XIX para combatir la hambruna. Un buen restaurante para probar este delicioso desayuno es Home Restaurant (Wellington Pl., 22), que empezó como un restaurante pop-up y ahora se ha convertido en todo un referente de comida saludable y ecológica en Belfast, con su conocido lema “Feel good food”.
Para comer o cenar también es muy recomendable visitar alguno de los numerosos restaurantes de fish and chips de la capital. A este icónico plato también le ha llegado la corriente de la gastronomía ética, y cada vez más locales se esfuerzan por apoyar las prácticas de pesca sostenible. Un ejemplo de ello es Fish City (Ann Street, 33), el único restaurante certificado por el Marine Stewardship Council que asegura la trazabilidad completa de sus ingredientes. Su fish and chips –bacalao o eglefino frito, con puré de guisantes, salsa tártara y patatas cortadas a mano– ha sido premiado por la Autoridad de la Industria Pesquera del Mar (Seafish) como el más saludable y sostenible del Reino Unido. Además, en este local familiar podréis degustar cerveza y sidra de proximidad, como Mourne Mist y Kilmegan.
Para una parada rápida os recomendamos ir al restaurante Manny’s Fish&Chips (Chapel Ln, 5), donde también podéis probar otra especialidad local: los scallops , que, pese a lo que su nombre indica -literalmente significa “vieiras”-, se trata de patatas fritas en forma de pescado; y los pastie , un delicioso pastel rebozado y frito de carne picada de cerdo, cebolla y patata. Por cierto, cuando en las cartas veáis la palabra supper , por ejemplo, un pastie supper , significa que queréis añadir patatas fritas al pedido.
Productos gourmet
Los amantes de las delicatessen y los que quieran llevarse algún ingrediente local a casa, pueden darse una vuelta por la impresionante tienda Sawers Belfast (Fountain Centre, College Street). Se trata del “deli” más antiguo de Irlanda del Norte, abierto en 1897, del que popularmente se dice: “Si no está en Sawers, no está en ningún sitio”. En su día, además, era el distribuidor encargado de abastecer al Titanic de queso, mariscos y carne.
Aquí encontraréis especialidades locales y de proximidad -atención a los excelentes productos de su marca propia, The Sawers Artisan Range, que incluye tés, cafés, galletas, chutneys y mermeladas deliciosas- y también productos gourmet de todo el mundo, como, por ejemplo, una extensa selección de salsas picantes elegida por el dueño del establecimiento, el simpático Kieran Sloane. Él nos recomienda probar la mozzarella de búfala de Tonbridge, la única empresa irlandesa que produce este tipo de queso en toda la isla, así como el queso con Guinness y el Young Buck Blue. Y para regalar a nuestros seres queridos, lo tiene muy claro: el vinagre orgánico de sidra de manzana o la mermelada de chile dulce.
Otra tienda gourmet a tener en cuenta, esta vez para los amantes del chocolate, es Co Couture (Chichester Street, 7). Sus trufas de whisky y su chocolate negro con arándano han ganado numerosos premios, aunque nosotros nos quedamos con el brownie y el delicioso chocolate deshecho para llevar. Una buena manera de despedirnos de la capital con el mejor sabor de boca.
Propuesta gastronómica
Una buena manera de acercarse a la gastronomía de Irlanda del Norte es apuntarse a uno de los premiados tours de la empresa local Taste&Tour, que se especializan en comida local y ofrecen rutas de cuatro horas por diversos restaurantes y pubs de la ciudad, con suculentas degustaciones incluidas.
También tienen tours dedicados a la ginebra (Belfast Gin Jaunt) y al whisky (Whiskey Walk), e incluso organizan una ruta para conocer a los cerveceros de primera mano y descubrir las etapas de la elaboración de la cerveza (Meet the Brewers). Los simpáticas fundadores del proyecto, Caroline Wilson y Phil Ervine, están llenos de energía y adoran todo lo que tiene que ver con la gastronomía y la bebida. En Belfast no hay mejores anfitriones que ellos para dar rienda suelta a nuestro paladar. Tours a partir de 55 euros. Recomendable reservar con antelación.
Belfast literaria
Aprovechad la visita a la capital para pasear por Queens, uno de los barrios con más encanto de la ciudad. De espíritu universitario, está repleto de restaurantes a muy buen precio y de cafeterías con libros para consultar. De hecho, es uno de los mejores barrios para recorrer librerías y toparse con publicaciones autoeditadas de los universitarios que viven aquí.
Entre nuestras librerías favoritas está Books Paper Scissors (15 Stranmillis Rd), con libros especializados en viajes, novelas de autores locales y ediciones para niños, y la imprescindible No Alibis (83 Botanic Av), que se especializa en ficción criminal independiente y organiza eventos literarios y conciertos. En la entrada también encontraréis interesantes novelas y ensayos sobre Irlanda del Norte, tanto políticos como culturales, que os ayudarán a ampliar el conocimiento sobre este país.
Más información
Cómo llegar: EasyJet e IberiaExprés conectan Barcelona y Madrid con Belfast. Desde allí, se puede ir a la Calzada del Gigante en coche, en un trayecto de unas tres horas.
La Calzada del Gigante: si no disponemos de coche propio, una buena opción es apuntarse a un tour organizado que incluya una visita a la Calzada del Gigante. Uno de los más premiados es City Sightseeing Belfast Day Tours, que incluye la visita al puente colgante Carrick-a-rede. Precio: £25.
Dónde dormir: el Hotel Malmaison Belfast es un encantador hotel-boutique situado en el centro de la ciudad que ofrece habitaciones amplias y elegantes. El desayuno es muy recomendable, e incluye especialidades tradicionales nordirlandesas. Victoria Street, 34-38. Habitación doble desde 170 €.
Más información: Turismo de Irlanda