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De visita a las bodegas de Cognac, una mezcla con mucho arte

Para gourmets

Una escapada a la ciudad francesa que da nombre a uno de los tipos más conocidos de aguardiente

Pueblo de Cognac, Francia

Jack ma- Wikimedia Commons

“Piensa en el coñac como si fuera una vinagreta”, me dice Fabien Levieux, embajador de la Maison Hennessy, cuando le comento que no entiendo el proceso de elaboración de esta bebida. “Una salsa vinagreta se hace con al menos cuatro ingredientes que, por separado, no saben nada bien.

¿Quién disfruta con una cucharada de vinagre, de limón, de aceite o de mayonesa?”, continúa explicando Levieux mientras me muestra unas barricas centenarias de la marca francesa en Cognac. “Pero cuando mezclas estos productos, en su justa medida, la salsa resultante está buenísima. Pues eso es lo que pasa con el coñac: se consigue mezclando distintos ‘eaux-de-vie’ de años y categorías diversos que, juntos, tienen un gusto maravilloso”.

Para conseguir esta mezcla ganadora, marcas como Hennessy cuentan con un equipo de catadores profesionales que cada día, a las 11.30 h de la mañana, se reúnen para probar unos cincuenta aguardientes distintos, que se llevan elaborando desde hace 250 años –como curiosidad, la familia Fillioux forma parte de este comité desde 1800–. Ellos son los que decidirán si los eaux-de-vie tienen que estar más tiempo en barrica, si se ensamblan con otros aguardientes o si son descartados.

La marca en la historia

Estos alquimistas del coñac conforman un Comité de Degustación capaz de valorar las calidades de un aguardiente con tan solo olerlo y/o hacer una degustación. Pero este no es el único trabajo curioso en la Maison ubicada en el encantador pueblo de arquitectura blanca de Cognac.

Tan solo dos pisos debajo encontramos a los responsables de los archivos de Hennessy: antropólogos, historiadores y biblioteconomistas cuyo trabajo es comprender los orígenes de la marca y recopilar toda la información que se haya publicado sobre la misma.

Y aquí nos cuentan algunas curiosidades sobre la marca: por ejemplo, que el San Bernardo que durante años encarnó la imagen de la compañía (y que lleva un barril a modo de collar) se inventó cuando se impuso la Ley Seca en Estados Unidos. Con esta imagen querían transmitir la idea de que el coñac tenía propiedades medicinales y que, por tanto, se podía seguir vendiendo en las farmacias norteamericanas.

Los archivistas también nos muestran documentos que certifican los primeros envíos de coñac al extranjero, así como anuncios publicados en medios españoles –donde el brandi siempre ha sido un fuerte rival–, que incluyen joyas como el anuncio que reza “La noche es joven y el coñac es... Hennessy”.

Por último, nos muestran pósteres publicitarios de los años cincuenta y sesenta que parecen más bien sacados de la televisiva agencia Sterling Cooper, de Mad Men, y que incluyen mensajes e imágenes que hoy en día no se podrían publicar. Entre ellas, la de una persona sonriendo felizmente con un vaso de coñac en la mano.

Visitas a las bodegas

Para indagar más sobre la historia de este brandi francés –de hecho, el término “cognac” se refiere a una denominación de origen que certifica la zona de cultivo y los métodos de elaboración–, podemos apuntarnos a los ‘tours’ que ofrece la marca en su base francesa. Incluyen un paseo por el río Charente, una visita a una exposición interactiva y una ruta por una bodega tradicional, además de una degustación de esta bebida.

En la exposición interactiva, de reciente apertura, aprendemos que Richard Hennessy fue un oficial militar irlandés que luchó en los ejércitos de Luis XV antes de convertirse en viticultor (por eso el icono de la marca es una mano empuñando un hacha) y que el coñac se elabora con vino de uva blanca de Charente, se destila siempre dos veces en alambiques de cobre y se deja envejecer en barricas de roble francés.

Apuesta por el arte

El ‘tour’ más completo, que dura medio día, se llama ‘De la uva al vaso’, y propone una visita por los viñedos y la destilería Peu, en la población de Juillac-le-Coq. Además, en la degustación de este tour se pueden probar aguardientes envejecidos y también el prestigioso coñac Hennessy Paradis, creado en 1979 por Maurice Fillioux.

Al volver a la Maison Hennessy es recomendable visitar la exposición ‘Hacer visible lo invisible’, del artista portugués Vhils, pseudónimo de Alexandre Farto. Este grafitero y artista urbano usa la técnica de la talla para jugar con las percepciones de los visitantes, indagando en conceptos como el tiempo y la memoria. Dos conceptos que la marca francesa con base en Cognac también lleva en su ADN. Y es que, para Hennessy, no hay nada como rememorar las buenas experiencias.

Una parada gourmet

Además de degustar un buen vaso de coñac, en esta encantadora localidad francesa también podemos premiar al paladar con gastronomía local. Uno de los mejores lugares para hacerlo es Le Bistrot de Claude, un local especializado en ostras Papin de La Tremblade y en pescados de La Cotinière, Royan y La Rochelle, que ha sido recientemente premiado con un Plato Michelin 2018. Además, ofrece algunas especialidades cocinadas con coñac, como las mollejas de ternera estofadas.

Cómo llegar

Compañías como EasyJet e Iberia Express ofrecen vuelos desde Barcelona y Madrid, respectivamente, hasta Burdeos, que está situada a una hora y media en coche de Cognac. La ciudad de París está a una hora y media con la línea LGV1 a Angoulême.

Tour de bodegas

Hennessy ofrece cuatro tours en español para descubrir los procesos de elaboración del coñac.

La exposición “Hacer visible lo invisible” es gratuita y se puede ver hasta el 31 de octubre.

Dirección: Hennessy. Rue de la Richonne, 1. Cognac.

Tours: cada día, de 9.45 a 19 h. Último tour a las 17 h.

Precio: de 18 a 250 €, según el tour.